Al llegar a México, los abandonó. El coyotero que prometió llevarlos de Ecuador a Estados Unidos, a cambio de $ 32.000, desapareció en un aeropuerto del país azteca. Al no saber qué hacer, los primos Andrés, de 20 años, y Darwin, de 17, decidieron intentar pasar por migración, pero solo el menor de ellos lo logró.

“Le llamé (al coyotero) para que me diga cómo está mi hijo y me dijo que no sabía nada, que no asomaba, que lo estaba buscando, etc., a lo que yo le manifesté que mi hijo me llamó desde México y me indicó que (él) le había abandonado, que no sabía nada de él y que va a ver a otra persona en México para que le ayude a cruzar a Estados Unidos”, recuerda el padre de Darwin, en el proceso judicial que inició en contra del presunto coyotero, identificado como Wilson P. Y. Y., por el delito de tráfico ilícito de migrantes.

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Darwin, según la narración de su progenitor, llegó días después a Estados Unidos con el apoyo de otro coyote. Mientras que su sobrino fue detenido y deportado a Ecuador. “Me quitaron todo, mi pasaporte, mi maleta y mi celular, no podía comunicarme con nadie”, cuenta Andrés, quien registraba prohibición de salida del Ecuador en un juicio por pensión alimenticia. Sin embargo, el coyote consiguió burlar esa disposición judicial al supuestamente pagar $ 2.200 en la frontera con Perú.

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En total, la familia de ambos jóvenes aseguran haber cancelado al coyote $ 20.114 en efectivo y a través de ocho giros bancarias antes y durante el viaje, que se inició en el cantón Azogues, de Cañar. Esta provincia registra la mayoría (430) de las 1.355 denuncias presentadas en el país por tráfico ilícito de migrantes en la última década, del 2014 al 12 de junio de este año, según cifras de la Fiscalía. De cerca le sigue Azuay (413), Pichincha (153), Guayas (77), Chimborazo (71) y Tungurahua (61).

Pero los migrantes ecuatorianos son más, miles más, los que sin importar los riesgos se atreven a viajar de forma irregular para llegar, especialmente, a Estados Unidos en busca de trabajo y mejores oportunidades que no encuentran en el país. Una muestra de aquello son los 136.699 compatriotas detenidos en México y deportados al país entre enero y mayo de este año.

Otros 12.839 connacionales intentaron pasar la peligrosa selva del Darién, en su camino a Norteamérica, de enero al 20 de junio de este 2024, según el Servicio Nacional de Migración de Panamá. Mientras que la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos capturó y deportó a 105.794 ecuatorianos durante los primeros cinco meses del año. Y de mantenerse esa tendencia, se duplicarían los casos registrados el año pasado (117.487).

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El país enfrentaría un nuevo ‘éxodo’, según coinciden expertos. “Estamos superando las cifras de la ola migratoria del 98 (...), hay días en que hemos superado a venezolanos y colombianos y esto preocupa, porque es un termómetro de la situación social, económica y de seguridad que vive el país”, asegura William Murillo, presidente ejecutivo de 1800-Migrante.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en cambio, considera que este nuevo ‘episodio’ migratorio empezó a partir de la pandemia del COVID-19. A pesar de la exigencia de visas en los países de México y Guatemala, impuestas en 2021 para los ecuatorianos, el desplazamiento continúa. “Estas restricciones han generado oportunidades para organizaciones del crimen organizado y a los llamados traficantes de migrantes que, a menudo disfrazados de agencias de viaje, ofrecen sus servicios ilegales para llevar a ecuatorianos a través de fronteras de manera irregular y riesgosa”, sostiene la OIM.

El Gobierno nacional reconoce esta problemática e identifica siete momentos en los que el país ha registrado un mayor movimiento migratorio irregular en los últimos 74 años, según la evolución del tráfico ilícito de migrantes que se detalla en el Plan de Acción Contra el Tráfico Ilícito de Migrantes 2024- 2030 del Ministerio del Interior.

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El primer periodo se remonta a 1950, cuando decayó la producción de sombreros de paja toquilla, que se fabricaban en Azuay y Cañar y se exportaban a Estados Unidos. “Hombres jóvenes utilizaron conexiones industriales para migrar a Nueva York (...). La población ecuatoriana en los Estados Unidos aumentó de aproximadamente 37.000, en 1970, a más de 143.000, en 1990″, señala el informe.

Unos 40 años más tarde, en los 90, ocurre un segundo repunte migratorio. El país enfrenta una crisis sociopolítica y económica, que causó la salida de ecuatorianos hacia Europa, a países como España e Italia. Luego, entre el año 2000 y 2010, se reporta una tercera ola migratoria, vía marítima, hacia los países europeos y a Estados Unidos.

Un cuarto momento se registra en 2008, cuando el país es utilizado como tránsito por migrantes asiáticos y africanos que también buscan llegar a Estados Unidos. En esa época se implantó una política de ‘puertas abiertas’ para que los extranjeros entren y permanezcan en Ecuador (sin visa) hasta 90 días.

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Cuatro años después, de 2012 a 2015, sucede un quinto periodo con la supresión del visado mexicano para ecuatorianos, lo cual genera un incremento de detenciones en la frontera. De 2018 a agosto de 2021 se contabilizaron 336.786 salidas de ecuatorianos y 235.271 retornos; 101.515 no regresaron al país.

En ese momento, antes (2019) y después de la pandemia del COVID-19 (2021), ya se determina una sexta ola migratoria: “El número de encuentros de ecuatorianos con la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos aumentó a más de 15.000 en 2019, disminuyó en el 2020 y subió a casi 97.000 en el año fiscal 2021″.

También, México volvió a solicitar visa a ecuatorianos, pero eso “no detuvo el movimiento migratorio, sino que se buscaron nuevas rutas de migración irregular y tráfico ilícito de migrantes”, señala el régimen en el documento del Ministerio del Interior, en donde se menciona que entre 2021 y septiembre del año pasado hubo 300.694 compatriotas que no retornaron al país de sus viajes a Nicaragua, Colombia, Estados Unidos, Perú, España, El Salvador, Panamá, entre otras naciones.

El séptimo y actual ‘episodio’ migratorio empezó entre el 2022 y el año pasado con el aumento de rutas irregulares hacia Estados Unidos, que contempla recorridos por Nicaragua, Honduras, El Salvador, Bahamas y la selva del Darién (frontera de Colombia con Panamá) e implican mayor costo, riesgos y deportaciones.

Estados Unidos ha deportado a un total de 345.291 ecuatorianos en tres años y medio, del 2021 a mayo 2024, según la información de la Patrulla Fronteriza de EE. UU. La mayoría, más de 180.000, eran adultos que se movilizaban solos; más de 154.000 viajaron con sus familias; 10.978 fueron menores que se trasladaron sin acompañantes; y 56 eran niños con algún pariente.

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“El contexto socioeconómico, los altos niveles de pobreza, la falta de oportunidades para el crecimiento personal y profesional y, por consiguiente, la falta de oportunidades de empleo en las comunidades de origen, generan que hombres y mujeres busquen alternativas para migrar hacia otros países en búsqueda de mejores condiciones de vida para sí mismos y sus familias”, admite el Gobierno en el plan del Ministerio del Interior.

Andrés (20), Darwin (17) ni su familia detallan -en el proceso judicial- las razones por las que decidieron arriesgar su vida para llegar a Estados Unidos. Pero sí narran cómo su viaje empezó en Azogues (Cañar), en agosto de 2019, luego de conocer al coyotero. “Me puse en contacto por vía telefónica con el señor Wilson P. Y. Y., ya que me enteré que él llevaba gente hacia Estados Unidos. Él me supo decir que se encargaba de llevarles a mi hijo y a mi sobrino a Estados Unidos y yo tenía que pagarle $ 16.000 por cada uno”, recuerda el padre de Andrés.

Los primeros $ 5.000 -$ 2.500 cada uno- se pagaron al iniciar el viaje, el 3 de agosto. Se movilizaron a Huaquillas y pasaron la frontera con Perú, en donde el coyote les habría exigido un abono de $ 6.200. En el vecino país permanecieron más de una semana, lapso en el que pagaron otros $ 9.000, hasta que les entregaron el pasaje aéreo hacia México, país en donde a diario se reportan ecuatorianos secuestrados durante su recorrido irregular hacia Estados Unidos, según la organización 1800 Migrante.

La OIM apunta que “de cara a cruzar de México a Estados Unidos siguen enfrentándose a amenazas como secuestros, violencia, asaltos y a duras condiciones climáticas adversas como olas de calor”, riesgos que eludió Andrés al ser deportado al poco tiempo de arribar a México. Al regresar al país, asegura, el coyotero ofreció un nuevo intento, pero no aceptó y lo denunció por tráfico ilícito de migrantes en 2019. Cinco años han pasado y recién en mayo pasado fue capturado en Panamá y deportado al país para su juzgamiento, previsto para el próximo 15 de julio.

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Cada vez es mayor la demanda de salir, dice con preocupación José Iván Dávalos, jefe de división de OIM Ecuador, quien considera que los gobiernos locales deben trabajar en campañas de sensibilización e impulsar la inversión en las zonas con más población migrante, como en cantones de Cañar, Azogues, El Tambo, La Troncal (en Cañar), y en Cuenca, Gualaceo, Santa Isabel, Sígsig (en Azuay).

“Mientras no exista una atención focalizada en estos sectores, se va a seguir dando una suerte de éxodo, de gente que vende todo lo que tiene para poder asumir este desafío, y se dan cuenta fuera del país o en camino a su destino que no tiene dinero para continuar y quedan mucho más vulnerables antes de haber salido”, refiere el vocero de la OIM, organismo que ha financiado el ‘retorno voluntario’ a 380 migrantes desde octubre de 2022. (I)