Ipiales, TULCÁN
El puente internacional de Rumichaca, pese a que cuenta con tecnología de punta en sistemas de videovigilancia policial, implementados con el apoyo del Gobierno de Estados Unidos, es el epicentro del cometimiento de varios delitos.
Este sector de la frontera colombo-ecuatoriana se ha convertido en peligroso y de riesgo, como reconocen las autoridades policiales ecuatorianas, que recomiendan a los connacionales no detenerse en este lugar a comprar el Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (SOAT), cambiar moneda o adquirir chips para telefonía celular.
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Inteligencia policial señala que en el sitio las organizaciones delictivas identifican y estudian a las posibles víctimas ecuatorianas o de otras nacionalidades, que ingresan a territorio colombiano, para luego asaltarlas y hasta balearlas, como ha sucedido en más de cinco ocasiones.
Se acusa de cometer este tipo de delitos a siete bandas transnacionales, integradas por delincuentes de Colombia, Perú, Ecuador y Venezuela, que vienen generando terror y zozobra en la vecina ciudad fronteriza de Ipiales.
Este miércoles, 31 de julio, efectivos de Grupos de Acción Unificada por la Libertad Personal (Gaula) del Ejército de Colombia pusieron fin a cuatro días de cautiverio en el que permanecieron tres ciudadanos de la India.
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Los extranjeros habrían intentado ingresar a Colombia desde Ecuador, pero en el viaducto binacional habrían sido retenidos, embarcados en un automotor y secuestrados, cuando abandonaban Tulcán y se aprestaban a entrar hacia Colombia.
Según el Gaula, los captores exigían $ 9.000 para su liberación. Se responsabiliza del plagio al denominado Tren de Aragua, banda delictiva venezolana que opera en las ciudades de Ipiales y Tulcán.
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En el operativo de rescate, en el que participaron unidades del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía, se reportó la aprehensión de una persona que es investigada. Habían estado retenidos en una vivienda del sector periférico de la ciudad.
La trata de migrantes es uno de los delitos más recurrentes en este corredor fronterizo, ciudadanos de Asia, África, Haití, entre otros, que vienen desde Perú, Brasil o Chile, donde estaban radicados, pagan fuertes cantidades de dinero para hacer realidad el denominado “sueño americano”, utilizando a Ecuador y Colombia como naciones de paso.
En Tulcán e Ipiales hacen una parada obligatoria, donde son hospedados por estas organizaciones que les prometen llevarlos a EE. UU. a cambio de dinero. En las terminales terrestres de las dos ciudades de frontera realizan los contactos y embarque de los migrantes.
Una de las nuevas modalidades que está en la mira de la policía colombiana son los asaltos a los buses en los que son transportadas estas personas. A 25 o más kilómetros son asaltadas las unidades, despojándoles del dinero y en algunos de los casos secuestrados para exigir recompensas.
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Amílcar Pantoja, alcalde de Ipiales, quien lideró un operativo de rescate con el apoyo de la Policía y Ejército, confirmó que los buses son trasladados hacia garajes, donde operan aparentes miniterminales, lugares donde se producen los asaltos y plagios a los extranjeros. (I)
