El hotel Casa del Merman, ubicado en Montañita, Santa Elena, es conceptualmente distinto a la mayoría de las propuestas turísticas del país: fue creado por miembros de la comunidad LBGTIQ+ como un espacio seguro para las diversidades sexuales.

Sin embargo, como recalca Longstreth, las personas heterosexuales también son bienvenidas en Casa del Merman, que ya tiene dos años operando en Montañita. Los que no pueden hospedarse son niños por una política en específico: tener ropa puesta en el área de piscina es opcional.

“Dedicimos que la ropa sería opcional desde un comienzo, como un aspecto de marketing para atraer a todo tipo de personas”, indica.

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El hotel funciona hace dos años

Longstreth y su socio de negocios pusieron su primera Casa del Merman en St. Petersburg, Florida, en Estados Unidos. Solo tenían seis habitaciones y una piscina.

En esa época Longstreth, de 63 años, empezó a buscar países donde pudiera disfrutar de su retiro. Viajó a Costa Rica, Panamá y Colombia, por ejemplo, antes de llegar a Ecuador.

Recuerda que siempre había escuchado que Ecuador era un país amigable para la comunidad LGBTIQ+, así que decidió tomar un vuelo hacia Guayaquil. No sabía casi nada sobre el país ni de la ciudad.

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“En Guayaquil me encontré con un amigo. En mi segundo día en la ciudad me dijo: ‘Deberías ir a Montañita. Creo que te gustaría’. Y así fue”.

Una de las primeras cosas que hizo en Montañita fue sentarse en cocktail alley, la avenida de los cocteles en Montañita, y notó que había mucha gente gay mostrándose cariño en público, cómodamente, sin ser recriminados. “Eso siempre es una buena señal”, indica el ciudadano estadounidense.

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Comenzó a vacacionar en Montañita regularmente, y buscó una propiedad un poco alejada del corazón fiestero de Montañita, al pie del mar, para proveer un lugar de descanso.

El hotel cuenta con 20 habitaciones, un área de piscina, una mesa de masajes (si un huésped desea un masaje, el personal del hotel puede llamar al masajista), un edificio con habitaciones, estacionamiento, y un área de cocina comunal. Durante el día, además, funciona un pequeño bar.

También tiene planes para expandir el hotel, con habitaciones más grandes y cómodas. Las instalaciones actuales eran de un hotel anterior, que Longstreth y su socio adquirieron.

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Longstreth también es dueño de un bar más grande al pie de la playa, con la misma temática que su hotel, donde venden cócteles y cervezas artesanales.

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El extranjero no vive en Ecuador a tiempo completo todavía. Pasa entre tres y cuatro meses al año en el país. Está casado, y su esposo vive en Florida. Él cree que eventualmente su pareja y él van a pasar mucho más tiempo en Ecuador que en Estados Unidos.

“He notado que hay lugares (en el país) donde la comunidad gay está mucho más ‘en el clóset’, gente que no se siente cómoda caminando por la calle (...) Pero también sé que hay una comunidad muy numerosa en Quito, Guayaquil y Cuenca, espero que este hotel pueda ser su escape y su lugar seguro”, agrega Longstreth. (I)