A sus 24 años, Sebastián Rivera anhela poner a prueba sus dos investigaciones sobre el cáncer gástrico, uno de los más difíciles de detectar, para potenciar el tratamiento y a su vez alargar el tiempo de vida del paciente.

Rivera se incorpora en menos de un mes de la carrera de Biotecnología en la Universidad Internacional SEK (Uisek), en Quito, y ya publicó sus avances en la revista científica Frontiers, donde abordan estos aspectos de lucha contra esta enfermedad.

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El cáncer gástrico se origina en las células que revisten el estómago y a veces suele ser confudido con úlceras, menciona Rivera, quien lleva más de un año en estos estudios junto a otros analistas y expertos en inteligencia artificial.

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La primera investigación se enfoca en tipos de cáncer, que son epigenéticos, es decir, que no solo se trata de una malformación en el genoma del paciente sino en los factores que regula esos sistemas. Y esto deriva a las terapias personalizadas.

El estudiante publicó sus dos investigaciones en una revista científica. Foto: Cortesía.

“Luego de algunas pruebas de isotipos, por cada persona, podemos encontrar cuáles son los fármacos que nos puede servir mejor para esa persona y cuáles otros no”, explica el estudiante.

La segunda investigación consiste en guiarse a través de la medicina personalizada, en aplicar tratamientos de factores epigenéticos, genéticos propios de cada paciente. “Todas las investigaciones tienen que ver con la medicina personalizada. Conocemos nuestro genotipo, información genética y mediante todo este proceso podemos proporcionar los fármacos para que haya mejorías en el tratamiento del cáncer”, señala Rivera y agrega que esto va a depender del tipo de cáncer.

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Y esos avances que ha publicado Rivera tienen relación con la inteligencia artificial. “Podemos tener predicciones más acercadas a la realidad porque antes para tener un fármaco debíamos pasar por varias fases clínicas y pruebas y gastar muchos recursos, entonces con estos estudios se tiene una terapia más manejable y evitar el derroche innecesario de recursos y de tiempo”, argumenta.

Significa que con las fases clínicas, que suelen ser de diez a quince años, con la inteligencia artificial pasan a un año, dice Rivera y afirma que es un gran ahorro y se resuelven más problemáticas.

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El estudiante eligió iniciar con el cáncer gástrico porque está ligado a la desnutrición y a infecciones. Y está convencido de que con la medicina personalizada se podrá reprimir a ese cáncer, al punto que ese paciente tenga más años de vida.

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“Se les llama fármacos epigenéticos que van exclusivamente para la epigenética. Suelen ser en pastillas, intravenosos, depende mucho de qué tipo de fármaco y fase del paciente y dónde está localizado el tumor. Existen miles de fármacos que están pasando las tres fases clínicas, sin embargo, desde el 2004 tenemos el primer fármaco epigenético aprobado que se llama la azacitidina”, comenta.

El estudiante investigador analizó 275.634 variantes genómicas en 60 genes impulsores del cáncer de muestras provenientes de 730.947 secuencias del exoma y 76.215 secuencias del genoma completo. Se identificaron 13.542 variantes oncogénicas, destacando la importancia de entender cómo estas alteraciones genéticas pueden influir en la eficacia de los tratamientos en diferentes grupos étnicos.

Rivera menciona que hay más estudios propios en revisión y cuando concluya su carrera universitaria aspira a pasar a la etapa en ensayos con organismos más pequeños como de roedores y después en humanos. “Tendríamos la capacidad de varios hospitales para comenzar nuestros ensayos”, asegura.

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Con una tasa de incidencia global de 9,2 por cada 100.000 personas y una tasa de mortalidad del 6,1 %, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), el cáncer gástrico sigue siendo un desafío significativo en oncología. (I)

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