Fue el 8 de marzo de 1908 que 129 mujeres murieron en un incendio en la fábrica Cotton, de Nueva York, Estados Unidos, luego que se declararan en huelga con permanencia en su lugar de trabajo.

Las mujeres reclamaban la reducción de la jornada laboral, un salario igual al que percibían los hombres que hacían las mismas actividades y denunciaban las malas condiciones de trabajo que padecían.

Esas muertes fueron un suceso trascendental que marcó la historia para que en 1909 se conmemorara el primer Día Nacional de las Mujeres en Estados Unidos. Hasta que fueron sumándose más países en una lucha que aún continúa.

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Pero cada 8 de marzo las mujeres en Ecuador reciben un “feliz día” sea por llamada, mensaje o de manera personal y hasta acompañado de un detalle. Sin embargo, ¿se debe o no felicitar a la mujer este día?

Las conquistas y desafíos de la mujer, en lo negativo aún tienen ingresos promedio más bajos que los hombres y las contratan menos

Para Flor María Tipán, miembro de Luna Roja, organización feminista constituida en 2015 por la defensa de los derechos de las mujeres en sectores populares, no debe decirse “feliz día”.

“No, nosotros no creemos que se debe felicitar sino más bien recalcar el carácter de lucha de esta fecha, que es el 8 de marzo, porque así nació la lucha de muchas trabajadoras, que incluso murieron incineradas, por fuerza de la policía en un momento determinado cuando estaban exigiendo sus derechos laborales, entonces en lo actual vemos cómo todos esos derechos que en un momento se pudieron ganar, todos han claudicado. Por esa razón creemos que un día como hoy debe recuperarse su carácter proletario, de organización y que las mujeres, al menos las afectadas por esta sociedad, seguir en pie de lucha”, explica Tipán.

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En cambio, Carlos Tutivén, docente investigador y sociólogo, opina que depende de la finalidad de la felicitación. “Quienes recuerdan que el Día de la Mujer es una fecha conmemorativa de una lucha por la igualdad, equidad y una serie de triunfos históricos, que los movimientos feministas han logrado en una sociedad patriarcal, esa felicitación está más que justificada, es decir, hay una memorización y celebración de eso”, señala Tutivén.

Sin embargo, agrega que es el capitalismo lo que ha llevado a que pierda el verdadero sentido. “El capitalismo se apropia de todas las fiestas conmemorativas para convertirlas en un negocio y ahí es cuando olvidamos por qué se celebra tal fecha y terminamos festejando una “fiesta” bastante insulsa, porque no hay un contenido del asunto”, afirma el sociólogo.

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Mensajes por el Día de la Mujer para mamá

En tanto que para Jéssica Quintana, directora general de Responsabilidad Social de la Universidad Casa Grande, el debate no debe centrarse en si deben o no felicitarme, sino de cuestionar el sistema laboral, qué se está haciendo para que sea igualitario.

“La discusión es qué están haciendo las empresas para cumplir con todos los derechos de las mujeres al libre acceso al trabajo, a un ambiente laboral libre de violencia y acoso, a un lugar donde se declare tolerancia cero a las prácticas discriminatorias basadas en género”, sostiene Quintana y añade que tanto el Estado como la academia y demás organizaciones deben preguntarse ¿qué estamos haciendo para lograr todo eso?

Y para Tipán, la mejor manera de demostrar que están detrás de la no violencia, de frenar los femicidios, de no ser víctimas de desapariciones es movilizarse. “Movilizándonos, saliendo a las calles, exigiendo nuestros justos derechos, sabemos que el Estado no va a hacer nada, pero es importante seguir organizándonos”, asegura Tibán, quien nos atendió mientras se reunía con las mujeres trabajadoras ambulantes para emprender la marcha en Quito.

En tanto, Quintana recomienda para aquellas mujeres que no están de acuerdo con recibir un “feliz día”, “una flor” o algún otro detalle sin el verdadero significado de la fecha, explicarlo con gentileza.

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“Yo creo que con gentileza logramos cambios. Cuando se dan este tipo de cosas podríamos recurrir a la didáctica y hacer el intento con nuestro interlocutor de plantearlo de una manera gentil y explicar la situación de los derechos, de exclusión de las mujeres y probablemente vamos logrando comprensión, en otros no, pero es nuestro deber levantar nuestra voz y no es de manera violenta sino haciendo la pedagogía”, sugiere Quintana. (I)