El mayor detonante de una crisis en una imagen. Así se define que hombres encapuchados y armados ingresaran a las instalaciones del medio televisivo TC Televisión, ubicado en el norte de Guayaquil. El 9 de enero de 2024 sujetos amenazaron con tacos de dinamita en la recepción del medio, ubicado en la av. de las Américas.

Los hombres tomaron como rehenes a varios comunicadores y trabajadores del medio. Y ese es solo un escenario que muestran la fragilidad del sistema en varios sentidos, entre esos la comunicación del Gobierno, sostienen expertas, quienes sugieren una estrategia apegada a la crisis.

La politóloga Madeleina Molina dice que es necesaria una estrategia de ‘comunicación de guerra’. “No estamos hablando solo de cárceles ni de los negocios extorsionados, estamos hablando de (muchos) civiles de a pie, personas que pueden estar en una iglesia, personas víctimas colaterales. El Gobierno con ese silencio asustó más que lo que hubiera podido hacer”, apunta Molina. Se refiere a que en redes sociales se difundían videos y datos no oficiales que aportaban al pánico mientras en los canales del régimen era escasa o nula la información.

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Y añade: “Es una guerra, como en su momento fueron las guerras mundiales, esto ha ido escalando tanto y en tan poco tiempo que sí se puede considerar como una potencial guerra. Entonces considero que sí deberían de manejarse estrategias de comunicación, que vayan alertando a los civiles, de qué es lo que está pasando”.

Encapuchados ingresan a canal TC Televisión, en Guayaquil

Hace varios días esa quebradiza comunicación se reflejaba en una cadena nacional, anunciada por el Gobierno, el domingo 7 de enero para las 19:00. Esto se dijo a los medios de comunicación a las 17:30. Una hora después fue suspendida para culminar la reunión del Cosepe (Consejo de Seguridad Pública y del Estado). Ocurrió en medio de la incertidumbre de la desaparición de Adolfo M., alias Fito. En la noche se transmitió una entrevista de televisión al presidente Daniel Noboa que obviamente no abordaba lo ocurrido.

Para Molina “tiene que haber estadísticas y claridad en el mensaje qué acciones se van a tomar y qué precauciones debe tomar la ciudadanía, aquí tienen que actuar los organismos estatales. Los canales oficiales no están dando mucha claridad de lo que está pasando ahora”, dice.

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Ella específica que se requiere claridad en los siguientes datos: detenidos, muertes y en qué circunstancias; decomiso de armas, personas procesados, recapturados. “Esto tiene que ser casi inmediato para que la ciudadanía esté segura de que se está haciendo algo”, sugiere Molina.

La noche del 9 y la mañana del 10 de enero ya se ha empezado a dar desde la Policía Nacional y otros entes ese tipo de datos. El mandatario también estuvo en una entrevista en vivo en radio Canela.

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‘Lo más probable es que se dieron infiltraciones y fue cuestión de horas’, dice Roberto Izurieta, secretario de Comunicación, sobre desaparición de alias ‘Fito’

Sonia Yánez Blum, experta en Relaciones Públicas y Comunicación Política, considera que es pertinente analizar si las direcciones de comunicación de las distintas instituciones del Estado están capacitadas para manejar una crisis de esta índole.

“Hay que ver si han tenido al menos una, dos o tres reuniones de comunicación vía Zoom con los principales (funcionarios) de comunicación del Gobierno”, refiere Yánez, quien cuenta con experiencia en el sector público y afirma que, por lo general, cada dirección de comunicación está compuesta por un número de funcionarios que no siempre reciben información clara de sus superiores en cuanto a la estrategia comunicacional.

Otro factor para la falta de claridad del Gobierno en sus comunicados es que se puede tratar de información delicada para la seguridad nacional. Sin embargo, “dejar cabo sueltos”, como precisa Yánez, puede dar cabida a la difusión de desinformación.

“Estamos rodeados de fake news, de medios digitales que a veces no asumen las prácticas éticas del periodismo, o que tienen una connotación de vínculos con partidos o con escenarios no tan legales”, añade Yánez.

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Tras el atentado en TC, la propagación de desinformación pasa a ser un arma, continúa Yánez. Para combatir las noticias falsas, el gobierno necesita un equipo enfocado totalmente en desmentir información y monitorear redes sociales, además de recordar constantemente cuáles son los canales oficiales para uso de la ciudadanía. Esto podría incluir informes televisados en ciertos intervalos.

La declaratoria de conflicto armado interno impone “nuevas reglas” para comunicar, acota Yánez, que serán puestas por el comando militar. Las consideraciones de mantener la seguridad interna ahora cobran más importancia, pues la información, los términos de colaboración con otros países y detalles de operaciones militares, son de naturaleza “delicada”.

“Es hora de que salgan campañas de mantener la calma, de decir los números telefónicos útiles para la ciudadanía. Pasamos a una etapa donde la información que ayuda a las personas es mucho más importante”, indica Yánez.

Sin embargo, también advierte que en un contexto de guerra es posible que se censure a los medios. Yánez cree que es importante que los comunicadores del país se reúnan para delinear una estrategia conjunta, pues la información falsa “podría costar vidas”.

Las especialistas concuerdan en que el Gobierno debe apoyarse en los medios de comunicación tradicionales para difundir sus mensajes, que este sea estructurado para que la ciudadanía tome precauciones. (I)