Daniela Arellano, ingeniera en nanotecnología graduada de la Universidad Yachay Tech, se enorgullece de sus orígenes: su madre, su más grande apoyo, se dedica a quehaceres domésticos, y su padre es albañil. Ella estudió en un colegio fiscal, y su interés por la nanotecnología surgió del uso que le daba una profesora de la institución al único microscopio que tenían.

Entre junio y julio pasado, Arellano asistió a la septuagésima tercera reunión de laureados con el premio Nobel, celebrada en Alemania. Se convirtió en la primera persona ecuatoriana en ser elegida para ir, además de la primera mujer.

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Esta prestigiosa reunión congregó a más de 30 ganadores del Nobel y 600 de los científicos jóvenes más prometedores del mundo. Arellano fue elegida cuando todavía era alumna de pregrado, cuando la gran mayoría de jóvenes seleccionados ya cursaban maestrías o doctorados.

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La reunión consistía de una serie de charlas, conferencias, reuniones uno a uno entre los jóvenes y los laureados, y caminatas con los científicos premiados.

Uno de los recuerdos del viaje que más atesora Arellano fue la conversación que mantuvo con Konstantin Novoselov, el científico ruso británico que fue galardonado con el premio Nobel de física en 2010 por el descubrimiento y estudio del grafeno, material sobre el cual Arellano realizó su tesis.

El uso de equipos sofisticados permite alterar la composición de materiales muy pequeños. Foto: Cortesía

El grafeno, explica Arellano, tiene una variedad de aplicaciones, como en las pantallas flexibles de celulares. La nanotecnología, indica, se trata de estudiar materiales muy pequeños, y posiblemente modificarlos con equipos especiales para hacerlos más resistentes, por ejemplo.

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“También interactué con Donna Strickland (física canadiense) y Anne L’Huillier (física francesa), ellas nos comentaron el rol de la mujer en la ciencia y los desafíos que tuvieron, especialmente el de ser mujeres científicas y madres a la vez”, expresa Arellano, quien pronto viajará a Europa para realizar su masterado, dividido entre el Politécnico de Turín en Italia, la Universidad de Grenoble en Francia y la Escuela Politécnica Federal de Lausana, en Suiza.

Además, algunas científicas más experimentadas que ella contaron sus problemas al postular a cargos, pues es común que no sean elegidas por tener una familia o por la posibilidad de que tengan una, pues eso retrasaría una investigación, dice Arellano.

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Estas barreras estructurales, además de otros obstáculos que enfrentan las mujeres en distintos campos, están siendo discutidas en el foro ‘Mujeres que rompen paradigmas’, organizado por Diario EL UNIVERSO, este miércoles 28 de agosto.

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Aunque Arellano ha solicitado apoyo de autoridades estatales para cubrir gastos como vuelos y la matrícula, que no están incluidos en la beca que le otorgó la Universidad de Grenoble, no ha tenido respuesta. Pudo cubrir gastos del viaje a la reunión con los laureados mediante rifas.

Durante la pandemia, Arellano inició un proyecto de educación científica para niños y jóvenes en Galápagos, en distintos sectores de la Sierra, y de forma telemática para niños del resto de Latinoamérica. (I)