Seis de cada diez ecuatorianos no tienen una conducta de ahorro y solo el 11 % de personas tiene como principal fuente de fondo de emergencia el ahorro.

La fundación Crisfe analizó la problemática de la falta de ahorro en la población ecuatoriana.

Según The Global Findex 2021, el 39 % de la población ecuatoriana ha ahorrado en el último año. Estos datos coinciden con las cifras del estudio de la Red de Instituciones Financieras de Desarrollo (RFD), que menciona que seis de cada diez ecuatorianos no tienen una conducta de ahorro y el 53 % cubre sus gastos diarios con préstamos.

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“Aunque el nivel de ingresos puede tener un gran impacto, no siempre es la causa principal de la falta de ahorro, ya que esta situación está estrechamente relacionada con la conducta y la disciplina financiera. En muchos casos, el aumento de los ingresos de una persona no se traduce automáticamente en una mayor capacidad de ahorro”, explica Henry Ortiz, experto en Educación Financiera de la fundación Crisfe, que ha analizado las causas que dificultan el ahorro de las personas.

¿Cuáles son las otras razones que afectan la capacidad de ahorro?

  • Nivel de ingresos y falta de oportunidades laborales: Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) de julio de 2023, el 35 % de la población económicamente activa (PEA) tiene empleo adecuado, mientras que el 20 % se encuentra en situaciones de subempleo. El ingreso promedio de un hombre con empleo fue de 473,4 dólares en julio de 2023, en comparación con los 387,2 dólares para una mujer con empleo. El ingreso promedio de un ecuatoriano (incluyendo asalariados e independientes) se sitúa en 441,3 dólares. Además, en julio de 2023, el 54,8 % de las personas con empleo trabajaba en el sector informal de la economía.
  • Nivel de educación financiera: Según la RFD, Ecuador presenta un índice de educación financiera —que tiene en cuenta el conocimiento financiero, el comportamiento financiero, las actitudes financieras y la educación financiera— de 12,50, lo que representa una disminución del 0,35 % con respecto a 2013. Esto demuestra una reducción en las capacidades financieras de las personas, particularmente en cuanto al conocimiento y comportamiento financiero.
  • Nivel de educación formal: El informe de The Global Findex 2021 revela que solo el 10 % de los ecuatorianos con educación primaria ha logrado ahorrar en el último año, en comparación con el 20 % de aquellos con educación secundaria o superior.

Ortiz afirma que la conducta personal a menudo influye más que el nivel de ingresos. “Hemos observado casos en los que, a pesar de los bajos ingresos diarios de comerciantes informales y vendedores ambulantes, han desarrollado el hábito de ahorrar para hacer frente a días de ventas bajas”, agrega.

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Este análisis se alinea con la hipótesis de un estudio de la CAF que destaca que “personas de bajos ingresos obtienen un mejor puntaje en bienestar financiero que personas de ingresos medios, lo que sugiere la influencia de factores adicionales al ingreso en los resultados financieros”.

El especialista en educación financiera señala que una de las consecuencias más preocupantes de no ahorrar es la vulnerabilidad de las personas ante gastos inesperados o emergencias. “En el mejor de los casos, las personas recurren a fuentes formales de financiamiento, pero en otros casos acuden a amigos o familiares, y en muchas ocasiones recurren al chulco para hacer frente a estos eventos inesperados”.

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Según un estudio realizado por Equifax, aquellas personas que recurren al crédito informal o chulco pueden llegar a pagar hasta 1.238 % anual en intereses, lo que equivale a aproximadamente un 103 % mensual.

Esto se refleja en las estadísticas de The Global Findex 2021, que indican que solo el 11 % de las personas tiene ahorros como su principal fuente de fondos de emergencia (para menos de 30 días), mientras que el 42 % acude a amigos y familiares. Según una encuesta de la CAF, solo el 40 % de los ecuatorianos cree que podría afrontar un gasto imprevisto equivalente a sus ingresos mensuales personales sin recurrir a créditos o ayuda de amigos y familiares.

“Otra consecuencia de no ahorrar es que, tanto a nivel personal como familiar, resulta difícil alcanzar metas financieras, desde un paseo, pagar deudas y hasta la compra de una casa. En resumen, la falta de ahorro afecta negativamente a nuestro bienestar financiero”, agrega Ortiz.

En este contexto, Ecuador tiene un puntaje de 57 sobre 100 en bienestar financiero, según la CAF 2020, mientras que el promedio de los países de la región es de 59 puntos, lo que es considerado bajo.

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Ortiz también destaca que existen estrategias para mejorar el ahorro en el país. “No se trata solo de brindar educación financiera, sino de proporcionar un verdadero acompañamiento que ayude a las personas a desarrollar el hábito del ahorro. Si no se inculca este comportamiento, incluso si alguien mejora sus ingresos, es probable que no ahorre”.

En el ámbito familiar, también se pueden implementar pequeñas acciones que, en última instancia, contribuyan al ahorro. “Ahorrar no implica necesariamente acumular dinero, sino también reducir gastos. Puede resultar difícil pedir a alguien que gana menos de un salario básico que ahorre $ 10 mensuales, pero podemos empezar por analizar cómo ahorrar en el entorno familiar, como no desperdiciar alimentos, agua o electricidad”, agrega Ortiz. (I)