Como una situación muy compleja define el ecuatoriano César Paz, agente especial retirado del FBI (Buró Federal de Investigación), a los enfrentamientos entre bandas criminales en los barrios del país.

Paz tiene 35 años de experiencia y conoce de cerca la problemática criminal en Ecuador. Participó en investigaciones sobre lavado de activos y narcoterrorismo internacional. Asegura que la violencia no se soluciona con más disparos, dice que es una “ciencia”.

De lo que va del 2023 ya se superó la cifra de muertes violentas. Pasó de 4.614 en todo el 2022 y hasta agosto van 4.835, según datos de la Policía Nacional. Y solo en la Zona 8, que corresponde a Guayaquil, Durán y Samborondón, hay 1.900 hasta el 24 de septiembre.

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El distrito que encabeza esa lista de las muertes violentas es Nueva Prosperina, ubicado en el noroeste de Guayaquil. Este sector pasó de 212 asesinatos a 481, entre el 1 enero y el 24 de septiembre de 2022 y 2023, respectivamente.

Paz, quien reside en Estados Unidos, considera que ninguno de los candidatos presidenciales (Luisa González y Daniel Noboa) tiene conocimiento en seguridad, lo cual los obligará a buscar los asesores correctos y no “mercenarios”.

La pugna entre bandas criminales por el control y venta de la droga ha llegado a tal punto de asesinar en cualquier sitio y esto suma víctimas colaterales como niños. ¿Cómo Ecuador llegó a esto?

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Cuando las FARC hacen un convenio con el Gobierno colombiano y firman el tratado de paz, se reestructuran, pero se descentraliza la producción y narcotráfico. Una vez que sucede esto, en el Ecuador empieza a haber un aumento en la producción de cocaína. (En ese entonces) Ecuador es un país productor de cocaína, pero en bajos niveles. Venía (la droga) de Bolivia, Perú, atravesaba Ecuador y llegaba a Colombia, luego hacia México, Estados Unidos, Canadá y también hacia Europa. Luego, los carteles de Sinaloa y de Jalisco Nueva Generación empiezan a incrementar sus filas.

Ambos carteles se pelean, no solamente en México, las rutas de la distribución y venta. Ellos tratan de ganar control de ciertos territorios, especialmente en Latinoamérica, y descubren que Ecuador, con la llegada del expresidente Rafael Correa y con la desarticulación de la base de manta, Ecuador queda como campo abierto para utilizarlo como un punto de tránsito. La salida de estas drogas aumenta a través de los puertos y fronteras.

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¿Y es cuando reclutan?

Ambos carteles empiezan a reclutar a sindicatos criminales o las pandillas que ya había en Ecuador, pero no al nivel de lo que tenemos ahora. Los carteles ponen una presión tremenda sobre estos sindicatos, a quienes ellos han reclutado para que vendan más el producto y también para que los ayuden a exportar la droga, entonces se ve que el índice de asesinatos sube de los miembros de estos carteles, al mismo tiempo que el índice de asesinatos de personas del sector privado y también del Gobierno, que lastimosamente han estado vinculados a estas actividades, entonces es a raíz de esto que se ve este incremento de asesinatos.

Pero el nivel crece y crece...

Esto pasó a otro nivel de más alta violencia. Los sindicatos criminales están involucrados, no solamente al narcotráfico a menor nivel, sino a actividades como el sicariato, vacunas o extorsión, secuestro, rescate y pago.

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¿Por qué aumentó tan rápido?

Porque estos sindicatos criminales ven al público como indefenso y en realidad la Policía Nacional no se da abasto para poner un pare a esta actividad criminal y el Gobierno nacional, lamentablemente, en estos años no ha mostrado evidencia de una ejecución efectiva de operativos que realmente logren bajar la criminalidad.

¿En qué nivel se encuentra Ecuador?

Estamos en el cuarto nivel al que los carteles de las drogas llegan cuando ya tienen éxito. El cartel de Sinaloa ve que en Ecuador hay la posibilidad de transportar y distribuir droga. Ellos analizan la situación política, hacen tanto dinero como lo tiene IBM, Apple, Pepsi, todas esas transnacionales. Estos carteles están muy bien asesorados con contadores, abogados, expertos en seguridad, los administran como si fueran una empresa.

Vamos a poner como ejemplo lo que sucedió en el 2007, antes de que el expresidente Rafael Correa suba al poder. Se enfocan no solamente en ese partido político, se enfocan en varios y hacen lo que ellos dicen “contribuciones”, pero en realidad son coimas para reclutar la ayuda de estos partidos para estos puestos. Una vez que penetran ese nivel, penetran el judicial, policial, penitenciario.

Y cuando logran este segundo nivel se enfocan en la empresa privada y ofrecen inversiones para personas que no tienen nada que ver con el Gobierno, pero tienen dinero para invertir y para beneficiarse ilegalmente del narcotráfico.

Y luego...

Cuando penetran este tercer nivel, entonces lo que hacen los carteles de la droga es amedrentar, atemorizar a la población con violencia. Estamos en el cuarto nivel ya y eso ha venido corriendo desde hace muchos años en Ecuador. Eso significa que los carteles de la droga han penetrado tres niveles que les están sirviendo en sus actividades criminales y van a seguir con esta táctica y esto no va a parar a menos que la próxima administración tenga los asesores correctos para desmantelar y desarticular carteles de la droga.

¿El cuarto es el último nivel?

Es el último. La gente está tan atemorizada, ya no es que se escucha que en un barrio marginal hubo un tiroteo o alguien murió y esa persona estaba vinculada con el narcotráfico, ya no es eso. Ahora es el vecino, el primo, el tío, el hermano, el cuñado, o sea, cada persona en este momento en Ecuador ha sido afectada por el narcotráfico directa o indirectamente, conocen a alguien que ha sido víctima de estos sindicatos criminales.

¿Hay solución? ¿La próxima administración podrá hacerlo?

Es complejo, pero no imposible de hacerlo. El narcoterrorismo que existe es un punto que afecta la seguridad nacional, no solo la pública. En Ecuador existen dos personas que podrían formar parte de un equipo con personas del exterior para formular planes de seguridad para contrarrestar el crimen, ninguno de los candidatos es experto en seguridad.

No veo que los gobiernos anteriores se han asesorado bien. El hecho de que una persona sea militar o que haya sido del ejército no significa que esa persona tiene la experiencia en investigación o en cómo desmantelar una organización criminal, más aún un cartel de la droga.

Es importante que los candidatos tomen en cuenta quiénes son los asesores más idóneos para bajar el índice de criminalidad y desarticular estos sindicatos, para así cortar el cordón umbilical que existe entre los carteles grandes como el de Sinaloa, de Jalisco, albaneses, los de Bosnia. Deben escuchar a las personas que tienen experiencia y tienen el conocimiento y saben dónde encontrar los recursos.

¿Qué áreas considera que deben enfrentarse?

En primer lugar, el problema de migración en frontera y puertos. No hay control. Entonces el primer bloque de guerra, porque eso es lo que el próximo presidente de Ecuador va a enfrentar, es una guerra en contra del narcoterrorismo.

Segundo, el narcotráfico y lavado de dineros. El tercer frente es el sistema judicial y penitenciario. El cuarto es la depuración, actualización y entrenamiento de la Policía Nacional y de los diversos entes que existen en Ecuador, y el quinto frente es la corrupción pública.

¿Usted cómo resolvería esta problemática?

Si yo estuviera encargado de ayudar a resolver el problema de las penitenciarías, lo primero que hiciera sería analizar la inteligencia que existe en cuanto a los sindicatos criminales que están representados ahí en la penitenciaría y las conexiones que están fuera de estos sindicatos y haría una desarticulación de ambos. Desde la penitenciaría se cubren, están más protegidos los líderes de estos sindicatos, pero tomaría varios pasos para el desmantelamiento.

Si el próximo presidente no está preparado para combatir este narcoterrorismo o no está asesorado por las personas correctas, no por mercenarios, si no está listo con el deseo de irse contra viento y marea en esta guerrilla urbana, no creo que llegue a alcanzar las promesas.

Si los policías no están entrenados, si no lo han hecho antes entonces cómo lo van a hacer nuevamente. Sería una locura repetir el mismo método para tratar de conseguir la misma meta cuando no funciona ese método. Yo deseo lo mejor para Ecuador porque es mi país, pero esto no es de ir y tirar balas, no, no, no, estamos hablando de una ciencia. (I)