Nota del editor: Esta historia debió ser exclusiva para nuestros suscriptores, pero como un aporte a quienes se esfuerzan por emprender y mejorar la economía del país, la ofrecemos abierta a todas nuestras audiencias.


María Soledad Barcia siempre ha tenido claro su sueño: ser veterinaria y ayudar a las mascotas. Al inicio, admite que no tomó buenas decisiones, pero después se enfocó en su objetivo y viajó a Chile. Pero, estando en ese país, ese propósito tuvo un ligero cambio.

“Por malas decisiones que tomé, cuando era joven, no estudié Veterinaria y quise realizarlo yendo a Chile. Allá me di cuenta de que las personas son superanimalistas y veía a todos los animalitos vestidos, vine con esa idea a Ecuador y como mi mami tiene un taller de costura entonces empezamos con esta aventura”, cuenta María Soledad.

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Ya estando en el país, hace unos seis años, observó que eran pocos los negocios que se dedicaban a vender ropa para gatos y perros, y con más optimismo decidió lanzar el negocio. Su papá, Omar Barcia, le prestó $ 300, que al final fueron un regalo. Con eso compró lo necesario.

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“Le pedí a mi papá que me prestara $ 300 para comprar algunos modelos de ropa y hacer el logo. Mi papá me los regaló y desde ahí empecé con este sueño, la verdad mi papá siempre me ha apoyado en estas cosas y siempre me ha tenido fe”, cuenta la mujer de 35 años.

Y esos primeros pasos fueron difíciles, afirma la emprendedora, quien supo ganar ese nicho. “Fue un poco difícil, la verdad hace seis años Ecuador aún no estaba tan empapado con cositas de animales, eran muy pocos emprendimientos que vendían ropa de mascotas. Las personas se sorprendían cuando yo les decía que vendía ropa para mascotas y respondían: “¿Eso existe?”. Recuerdo que mi primera venta fue dos semanas después de subir mi primera foto en Instagram, fue un abrigo morado y yo fui a dejar el pedido en Urdesa. Luego de eso me inscribí a una feria que estaba supercara, pero lo hice para que las personas conozcan mi trabajo, y desde ahí todo empezó a subir, llegó la época de Navidad y tuve muchas ventas”, relata la ahora propietaria de la Tiendita de Toto.

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Y a medida que tenía más ingresos, María Soledad quiso dar otro paso y abrió en julio de 2022 su local ubicado en el norte de Guayaquil. Y con esto vino la contratación de una costurera y otra persona, de manera temporal, que la ayuda en el local.

Las gafas son otros de los accesorios que oferta la Tiendita de Toto. Foto : Francisco Verni. Foto: El Universo

La Tiendita de Toto posee vestidos entre $ 10 y $ 25, camisas hasta $ 20, trajes de baño en $ 17, ropa personalizada desde $ 25, y otros. Y colección del match papá o mamá e hijo desde $ 23, sean pijamas, blusas y camisas. La tela es 100 % algodón, para que no irrite a la mascota, y otras son frescas. También posee telas abrigadas para las zonas frías y accesorios como juguetes, gafas y gorras.

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Todas estas prendas son ideadas por María Soledad, esa imaginación pasa a Noris Burgassí, su madre, quien diseña y crea y junto con otras manos producen en volumen. Ella vende varias docenas de prendas a la semana.

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“La verdad a lo largo de estos años siempre ha sido un aprendizaje en vez de una dificultad, pero estos últimos meses, por primera vez sí tengo ya una dificultad que se me va de las manos y es la situación del país. Esto ha hecho que las personas no quieran salir y las ventas bajen”, lamenta la también ingeniería en Administración y agrega que eso la pone nerviosa y a veces desesperada.

“Cuando haces algo que te gusta hacer y compartes con los animalitos todo es bonito. La sensación de verlos vestidos y felices, y a los papitos alegres es una satisfacción muy grande. La parte difícil son esos días que no vendes y llegan las cuentas por pagar y tuviste un mes difícil o bajo, creo que eso es la parte para todos más difícil, pero pasa el tiempo y te das cuenta de que lo puedes sobrellevar y superar”, sostiene.

Pero la Tiendita de Toto tiene más logros como la fidelidad de sus clientes. “Ellos son la parte principal en todo, hasta para mis diseños, porque en algunas ocasiones uno de los diseños más vendidos en mi tienda fue gracias a un cliente que me pidió una prenda personalizada y de ahí salió la idea. Cuando ellos se acercan a mi tienda es algo emocionante, la verdad agradezco mucho a Dios porque van y se enamoran de las prendas que confecciono y lo mejor es que se van felices. Aunque lo más increíble para mí es cuando van nuevamente en cada colección que saco”, señala.

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Para María Soledad, iniciar este camino fue un gran compromiso: “Jamás te puedes rendir y hay días que solo dices ‘por qué solo no trabajo ocho horas y ya’, pero la verdad es que ver tu creatividad o tus ideas plasmadas es una satisfacción única y te sientes orgullosa. La creatividad no tiene límites y cada día o semana lo puedes hacer”.

Por eso, su inspiración diaria es el rescate animal. En su local ayuda a fundaciones como Yo Amo Animales para que usen el espacio para vacunar y vender sus prendas. Está convencida de que su siguiente paso será ser veterinaria.

“No rendirse, luchar hasta lo último. Todos en algún momento nos levantamos en cero, sin nada o sin ganas. Pero eso es solo ese día. Al siguiente día amanecerás mejor y con ganas de comerte al mundo. Jamás dejar de ser positivo. Ver mucho en las redes sociales lo que las personas hacen y aprender”, apunta María Soledad. (I)