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Alemania recuerda 90 años de la quema de libros prohibidos durante la Segunda Guerra Mundial

Un evento conmemorativo se celebró en Berlín.

Foto: USHMM/National Archives and Records Administration, College Park

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Durante la Segunda Guerra Mundial, en lo que los oficiales nazis llamaron una “purga literaria”, miles de libros ardieron en las hogueras públicas, en universidades y en calles de ciudades alemanas.

Alrededor de 25.000 volúmenes, catalogados como prohibidos por tener ideas contrarias al nazismo o ser obras de autores judíos, se quemaron el 10 de mayo de 1933. Joseph Goebbels, ministro de Propaganda e Información Pública de Hitler, encabezó el evento que congregó a decenas de miles de civiles en Berlín, bajo el lema “¡No a la decadencia social!”.

Foto: CordonPress

Hoy, 90 años después de la ‘masacre’ literaria, Alemania recuerda con tristeza el suceso.

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“Hace 90 años, cuando decenas de miles de libros de autores judíos y políticamente disidentes fueron pasto de las llamas, fueron estas las horas en las que la Alemania nacionalsocialista destruyó la libertad de la literatura y del arte y comenzó a expulsar o, posteriormente, a matar deliberadamente a los portadores de la cultura alemana”, recordó Claudia Roth, ministra de Cultura, en un acto conmemorativo.

Agregó que “70.000 personas contemplaron cómo el odio prendía fuego, los libros ardían y seguían su curso así la persecución y el asesinato sistemáticos de judíos, disidentes políticos y muchos otros”.

Según la funcionaria, “muchos autores pagaron entonces con su vida la persecución de la que fueron objeto, pero algunos sobrevivieron porque pudieron huir a Estados libres y obtener allí el exilio”.

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En el evento, organizado por la Biblioteca Estatal de Berlín, se leyeron extractos de obras de autores incluidos en la lista negra, censurados y perseguidos en la Alemania nacionalsocialista.

Kai Wegner, el alcalde de Berlín, calificó la quema de libros el 10 de mayo de 1933 de “acto de barbarie” y de “acto de terror ideológico” que precedió “los horribles crímenes cometidos durante la tiranía nacionalsocialista”.

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“Por eso es para mí tanto más importante que Berlín ofrezca un hogar seguro a autores perseguidos y amenazados de todo el mundo. En Berlín pueden trabajar y desarrollarse con libertad e independencia, sin miedo a la persecución y la censura”, agregó. (I)

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