El 11 de febrero del 2013, el papa Benedicto XVI anunció ante los cardenales reunidos en la sala Clementina que renunciaba a su pontificado. Con esto se convirtió en el primer pontífice que renunciaba en casi 600 años, prometió vivir “escondido del mundo”. Benedicto XVI murió este sábado a los 95 años de edad en el monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano.

“Siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de obispo de Roma”, pronunció en latín Joseph Ratzinger.

Su papado se vio opacado por una serie de escándalos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes que mancharon a la Iglesia Católica, por un discurso en el que irritó a la comunidad musulmana y por la crisis surgida tras la filtración de documentos clasificados del Vaticano por la que se responsabilizó al mayordomo del pontífice.

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Si bien, Benedicto se alejó del mundo por varios años, luego comenzó a intervenir en algunos temas delicados como el abuso sexual por parte de curas y la posibilidad de ordenar sacerdotes a hombres casados.

Un papa emérito es el término que se le da al sumo pontífice de la Iglesia Católica que por voluntad renuncia a su ministerio. Aunque la renuncia de un papa está contemplada en el Código de Derecho Canónico, no está estipulado cómo se precede después de su dimisión.

El funeral de Benedicto

Los protocolos tras su muerte no serán como los de sus predecesores por la falta de unas normas sobre cómo organizar los actos tras el fallecimiento de un emérito al no existir un estatuto sobre esta figura.

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El funeral del papa emérito está previsto para el 5 de enero en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano. El funeral será presidido por el papa Francisco.

“A partir del lunes 2 de enero de 2023 por la mañana, el cuerpo del Papa Emérito estará en la Basílica de San Pedro para que los fieles puedan despedirse”, escribió en la cuenta de Twitter de Vatican News. (I)

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