Pese a que se estableció un tratado internacional para evitar el uso de municiones en racimo, varios países del mundo aún las continúan utilizando.

Este viernes, Estados Unidos anunció que enviará a Ucrania bombas de racimo en medio del conflicto que tiene ese país con Rusia. El mandatario Joe Biden señaló durante una entrevista en CNN que esta fue una decisión difícil, pero que era necesaria ya que “los ucranianos se están quedando sin munición”.

Esta no será una decisión permanente y estará en vigor mientras el país asegura un suministro suficiente de artillería de 155 milímetros, ampliamente utilizada por los sistemas de la OTAN.

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El subsecretario de Defensa, Colin Kahl, dio a conocer que este envío será un puente mientras amplían la producción de los otros proyectiles.

“Esta guerra es sobre las municiones, y se están quedando sin esa munición, y a nosotros nos queda poco”, dijo Biden.

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Por su parte, Ucrania celebró esta decisión y se comprometió a no utilizarlas en zonas urbanas para evitar un riesgo contra la población civil.

“Las municiones de racimo serán utilizadas solo en campos abiertos en los que haya una concentración de militares rusos”, explicó el ministerio de Defensa de Ucrania, Oleksí Réznikov, en su cuenta de Twitter.

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Réznikov agregó que Ucrania empleará este tipo de bombas “para atravesar las líneas de defensa enemigas con el mínimo riesgo para la vida” de los soldados ucranianos.

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El ministro de Defensa ucraniano también se comprometió a “llevar un riguroso registro” de los lugares en que sean utilizadas estas bombas, para poder priorizar los territorios en cuestión a la hora de limpiarlos de explosivos “después de que hayan sido desocupados”.

“Esto nos permitirá erradicar el riesgo de los elementos de las municiones de racimo que no hayan explotado”, afirmó Réznikov.

En contra de su uso

Al menos un centenar de países están en contra de uso de las bombas de racimo. Incluso el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, se pronunció a través de su portavoz Farhan Haq antes que se haga oficial el envío.

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Haq recordó que se estableció una convención hace 15 años y Guterres “quiere que los países se plieguen a los términos de esa convención”.

Las principales potencias militares, como Estados Unidos, Rusia y China, no han firmado el acuerdo, como tampoco lo han hecho países como Ucrania, Israel, Pakistán o la India.

“Como resultado, (Guterres) no quiere que haya un uso continuado de bombas de racimo en el campo de batalla”, dijo Haq.

Este tipo de armamento ya ha sido utilizado tanto por Ucrania por Rusia en medio del conflicto, según Human Rights Watch (HRW).

¿Qué son las bombas de racimo?

Las bombas de racimo se utilizaron por primera vez en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Fueron diseñadas para destruir múltiples objetivos militares dispersos, como formaciones de tanques o infantería, y causar la muerte o lesiones a los combatientes.

En concreto, consisten en un contenedor que se abre en el aire y dispersa una gran cantidad de submuniciones explosivas o “bombetas” sobre un área amplia, que puede llegar a ser de un radio de entre 200 y 400 metros.

Algunos modelos pueden liberar más de 600 submuniciones que están diseñadas para estallar al impactar contra el suelo, aunque algunas no detonan y se quedan enterradas.

Esas “bombetas” que se quedan en el suelo pueden suponer un peligro para la población civil que es comparable a las minas terrestres, ya que pueden estallar años después cuando un civil pasa por el área, provocado su muerte o serias heridas, según el Comité Internacional de la Cruz Roja.

En declaraciones a EFE, Gabriela Iveliz Rosa Hernández, investigadora de la Asociación para el Control de Armas (ACA), apuntó que esas municiones que se quedan enterradas podrían poner incluso en peligro la vida de las fuerzas ucranianas a medida que vuelven a los territorios recuperados. (I)