Unos 156 millones de brasileños participan en las elecciones presidenciales de este domingo en que deben decidir si sigue el gobierno de derecha de Jair Bolsonaro o le dan otra oportunidad al izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva.

Los votantes también elegirán a la Cámara de Diputados, un tercio del Senado y los gobernadores y asambleas legislativas de los 27 estados.

Los colegios electorales cerrarán a las 17H00 locales (20H00 GMT), aunque quienes sigan en la fila a esa hora podrán votar, han afirmado las autoridades electorales.

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Las mesas de votación han registrado largas colas durante todo el día, y se ha pedido a los electores que no desistan.

Los principales candidatos son los dos archirrivales que encarnan visiones opuestas de Brasil: un pulso feroz entre el ultraderechista Jair Bolsonaro y el gran favorito en las encuestas, el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, aunque hay otros diez competidores que ansían llegar al Palacio de Planalto:

  • Ciro Gomes (Partido Democrático Laborista)
  • Simone Tebet (Movimiento Democrático Brasileño)
  • Vera Lúcia Salgado (Partido Socialista de los Trabajadores Unificado)
  • Felipe D’ Avila (Nuevo)
  • Soraya Thronicke (Unión Brasil)
  • José María Eymael (Democracia Cristiana)
  • Léo Péricles (Unidad Popular)
  • Sofia Manzano (Partido Comunista Brasileño)
  • Roberto Jefferson (Partido Laborista Brasileño)
  • Pablo Marçal (Partido Republicano de Orden Social)

Lula puede imponerse incluso en primera vuelta, algo que no ocurre desde 1998, mientras que Bolsonaro insiste en que los sondeos mienten y ha dejado planear dudas sobre si aceptará el resultado, alegando un posible fraude.

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El presidente del Tribunal Superior Electoral, Alexandre de Moraes, destacó el clima de “absoluta tranquilidad” y dijo que no “es posible afirmar”, como era señalado en las redes sociales, que las largas filas que se observaban en algunos centros se deban a problemas de biometría en vez de a una mayor participación de lo habitual.

El jefe de la misión de observadores de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Rubén Ramírez Lezcano (c), visita un centro votación hoy, en una escuela de Brasilia (Brasil). Observadores internacionales inician vigilancia de elecciones. Foto: Joédson Alves

La última encuesta del Instituto Datafolha atribuye 36% de las intenciones de votos válidos a Bolsonaro frente a 50% para el expresidente Lula (2003-2010), porcentaje mínimo para evitar un segundo turno el 30 de octubre.

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“Unas elecciones limpias deben ser respetadas”, dijo Bolsonaro tras votar en el barrio Vila Militar de Rio de Janeiro, y deseó que “venza el mejor”.

El presidente brasileño Jair Bolsonaro sale tras marcar su voto este domingo 2 de octubre, en un puesto de votación en Río de Janeiro (Brasil). Foto: Andre Coelho POOL

Vestido con una camiseta amarilla de la selección brasileña, el excapitán del ejército no respondió al ser preguntado si iba a aceptar los resultados.

Levantando los pulgares en símbolo de victoria, Lula, quien ya fue presidente entre 2003 y 2010, votó por su parte en Sao Bernardo do Campo, región de Sao Paulo donde se forjó como líder sindical en los años setenta.

El expresidente brasileño y candidato del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) Luiz Inacio Lula da Silva (C), levanta el pulgar mientras vota durante las elecciones legislativas y presidenciales, en Sao Paulo, Brasil, el 2 de octubre. Foto: AFP

Lula dijo desear que Brasil “vuelva a la normalidad”. “Este país precisa recuperar el derecho de ser feliz”. “No queremos más odio”, agregó en alusión a la polarización de la sociedad que se ha acentuado bajo el gobierno Bolsonaro.

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Polos opuestos

Bolsonaro, de 67 años, ha gobernado el mayor país de América Latina a golpe de crisis, especialmente con una fustigada gestión de la pandemia que dejó 686.000 muertos y un desafío constante a las instituciones democráticas.

Mantiene un sólido apoyo entre el electorado evangélico, el agronegocio y los sectores más conservadores.

Lula da Silva dice que está listo para volver al poder

Lula, que presidió Brasil durante un periodo de fuerte crecimiento y dejó el poder con un envidiable índice de popularidad, vuelve al ruedo político con 76 años y sin poder sacudirse la mancha de la corrupción, aunque sus condenas en el escándalo “Lava Jato” fueron anuladas por motivos procesales.

Excarcelado en 2019 tras pasar 19 meses en prisión, Lula cuenta con el apoyo de las clases populares, las mujeres y jóvenes y trata de seducir al mercado y sectores moderados. Su candidato a vicepresidente es el tecnócrata Geraldo Alckmin.

Ciudadanos acuden a un centro de votación hoy, en la ciudad de Fortaleza, Ceará, nordeste de Brasil. Las elecciones de 2022 es las más polarizadas desde que Brasil recuperó la democracia en 1985. Foto: Jarbas Oliveira

Desde hace meses, Bolsonaro arremete sin ninguna prueba contra la fiabilidad del voto electrónico vigente en Brasil.

Su actitud ha llevado a muchos observadores a temer violencia por parte de sus seguidores, como ocurrió con la toma del Capitolio estadounidense en 2021, tras la derrota de Donald Trump.

Jair Bolsonaro dice que se retirará de la política si pierde las elecciones presidenciales

Si Lula gana en primera vuelta, “Bolsonaro cuestionará” los resultados, pero no tendrá éxito porque “ni la prensa, ni la élite económica en Brasil son favorables a un quiebre institucional”, sostiene el analista Adriano Laureno, de la consultora Prospectiva.

Además, se espera un reconocimiento “rápido” de los resultados en la comunidad internacional, agrega.

Bolsonaro ha recibido por su parte el apoyo del republicano Trump, que llamó a votar en un video por “uno de los mejores presidentes del mundo”. (I)