Ya son más de 17 años los que han pasado desde que el ecuatoriano Nelson Serrano, de 84 años, fue condenado a cuatro penas de muerte por el supuesto asesinato de cuatro personas en Florida.

La condena aún no se ejecuta y el abogado defensor de Serrano, Óscar Vela, anunció que encontraron trece pruebas con la que esperan sea declarado inocente.

Conocidos como los crímenes de Bartow, Serrano fue acusado de haber asesinado a cuatro personas que se encontraban en una empresa de la que era socio. Pese a que se demostró que se encontraba en Atlanta al momento del hecho, esto no fue considerado por los jueces.

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Antes de los hechos, Serrano había planteado un juicio civil.

Vela recordó que ya son cuatro años y medio los que lleva retenido un recurso de resentencia que se planteó “por haber tenido una serie de violaciones a los derechos humanos”, entre ellas, según su abogado, el haber sido “secuestrado” y sacado ilegalmente de Ecuador para ser llevado a Estados Unidos, donde está encarcelado hace 21 años.

“Esa audiencia de la sentencia es fundamental para que se le confirme la pena de muerte o se la revoque y se le dé una cadena perpetua”, explicó al anotar que, tras ello, puede haber un hábeas federal, donde se presenten las trece nuevas pruebas.

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Aclara que puede llevar años el rehacer el caso ante las pruebas que pueden presentar y también aspiran a lograr sacar el proceso del estado de Florida.

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Vela anticipó que la mayoría de las pruebas consisten en ocultamiento que realizó la Policía de Florida y los fiscales del caso. Una de estas es el testimonio de Robert Fowler, un exconvicto que en cuatro declaraciones dijo que conocía a los sicarios presuntamente contratados por una persona de Nueva York con supuestos vínculos con el narcotráfico y, aparentemente, también relacionada con Frank Doso, uno de los asesinados.

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También hay un informe policial sobre disparos de una tercera arma lo que conlleva a descalificar la teoría que el ecuatoriano disparó de manera simultánea con dos armas.

Para poder sacarlo de Ecuador, donde se encontraba tres años después de los asesinatos, Serrano había sido “secuestrado” en 2002 por “un agente de policía de Estados Unidos, un fiscal de Estados Unidos”, y conducido al aeropuerto, donde “se lo encerró en una jaula de perros de control antinarcóticos” para sacarlo al día siguiente en un vuelo comercial a Estados Unidos “sin un solo documento”.

Actualmente Serrano sigue detenido y usa una silla de ruedas por problemas en su cadera, además que presenta una pérdida de la visión. (I)