El neerlandés Gert-Jan Oskam, de 40 años, aseguró hace pocos días que recuperó la libertad.
Este hombre que quedó parapléjico volvió a caminar gracias a un avance tecnológico que consistió en la combinación de dos tecnologías lo que le permitió restablecer la comunicación entre el cerebro y la médula espinal. De acuerdo al reporte publicado por la revista Nature, se trata de la primera conexión o interfaz hombre-máquina entrenada con inteligencia artificial.
Hace unos diez años había perdido la movilidad por una lesión en la médula espinal, a la altura de las vértebras cervicales tras un accidente en bicicleta.
Publicidad
“Era incapaz al principio de poner un pie delante del otro”, explicó la cirujana suiza Jocelyne Bloch, profesora en el Centro hospitalario universitario de Vaud, en Lausana, durante la presentación de un estudio publicado este miércoles en la revista Nature.
El proceso se llevó a cabo en un hospital suizo en Lausana.
“For 12 years I’ve been trying to get back my feet,” said Gert-Jan Oskam, who has been paralyzed from the waist down since 2011. “Now I have learned how to walk normal, natural.” https://t.co/ib7DHPRaQ1
— NYT Health (@NYTHealth) May 24, 2023
Ya se han registrado otros casos de parapléjicos que habían logrado andar, sin embargo, es la primera vez que se logra controlar desde el cerebro el movimiento en piernas.
Publicidad
Guillaume Charvet, investigador en el Comisariado de la Energía Atómica (CEA), explicó a la AFP que esto fue posible gracias a dos tecnologías implantadas en el cerebro y en la médula espinal.
Este avance científico se logró tras diez años de investigación entre dos laboratorios, uno en Francia y otro en Suiza.
Publicidad
A Gert-Jan le implantaron unos electrodos, desarrollados por el CEA, en la zona del cerebro que se encarga del movimiento de las piernas.
Este dispositivo sirve para descodificar las señales electrónicas del cerebro cuando se piensa en andar y también está conectado con un campo de electrodos ubicado en la zona de la médula espinal que sirve para controlar el movimiento de las piernas.
Gracias a los algoritmos que funcionan a partir de una inteligencia artificial, se descodifican en tiempo real las intenciones de movimiento del paciente.
Y luego sus voluntades se convierten en una secuencia de estimulación eléctrica de la médula espinal, que se encarga de activar los músculos de las piernas para moverse.
Publicidad
Los datos entre la tecnología integrada en el cerebro y la de la médula espinal se transmiten gracias a un sistema portátil que se puede llevar en una mochila o en un andador.
El dispositivo, llamado interfaz cerebro-columna vertebral, se basa en trabajos anteriores de Grégoire Courtine, neurocientífico del Instituto Federal Suizo de Tecnología en Lausana y sus colegas. En 2018, demostraron que, cuando se combina con un entrenamiento intensivo, la tecnología que estimula la parte inferior de la columna con pulsos eléctricos puede ayudar a las personas con lesiones en la médula espinal a volver a caminar, destacan en Nature.
Operaciones y largo entrenamiento
En el caso de este paciente, el puente digital creado entre el cerebro y la médula no solo le permite andar, sino también controlar voluntariamente sus movimientos y su amplitud.
Para su implementación fue necesario realizar dos operaciones. Además tuvo seis meses de entrenamiento para recuperar en una parte las facultades sensoriales y motoras.
Al principio entrenó sus movimientos sobre un avatar, una versión digital y en pantalla de sí mismo que empezó a mover con sus pensamientos, y finalmente el sistema se llevó a su propia médula espinal.
“Estos resultados sugieren que el establecimiento de un vínculo entre el cerebro y la médula espinal favorece una reorganización de los circuitos neuronales en la zona de la lesión”, asegura Charvet.
El paciente camina ahora con ayuda de un andador, y el sistema cerebro-máquina, que aún no ha podido ser miniaturizado, es todavía algo aparatoso, ya que el paciente necesita unos auriculares para mandar sus órdenes mediante ondas, y un portátil apoyado en el andador para decodificarlas antes de que se emitan a la médula espinal, en cuestión de dos o tres décimas de segundo. (I)