Es real: quererse no tiene horario, ni fecha en el calendario. Más de seis décadas de amor puro, para ser precisos 66 años, han vivido Julio y Lila. Para ellos, ese sentimiento es un caudal que aumenta a diario… tanto que confiesan: “Dormimos agarrados de la mano”.

Con tanto tiempo juntos no necesitan de muchas palabras para expresarse amor. Julio, de 84 años, y Lila, de 86, se hablan con las miradas, reseñaron en TN.

“Cuando veo que empieza a pestañear ya sé que algo no anda bien y me callo. Sigo con lo mío. Julio puede estar enojado por algo, pero entra un cliente y se transforma. Él siempre está con una sonrisa”, destacó Lila.

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Esta historia comenzó en 1958 y cuatro años más tarde ya eran marido y mujer. Mejor inicio no pudo tener esta relación. Se comocieron en una fiesta en Luján, Argentina. “Él me vio, me agarró de la mano y nunca más me soltó”, dijo Lila a TN.

Nunca nos dijimos malas palabras, dice la adorable pareja. Foto: Pexels/RDNE Stock project Foto: PanoSoporte

Fue amor a primera vista, describió Julio. Desde ese día, comenzaron a verse “mas seguido”. Lila contó que él la esperaba a su salida del trabajo, “una casa de ropa”, para acompañarla hasta la casa”.

Desde 1982 esta pareja trabaja en un negocio al que ya se sumó Luis, uno de sus dos hijos. Se trata de una fábrica de pastas, “ubicada a solo 20 metros de su casa, en el barrio porteño de Colegiales”. Cada mañana, a las 6:00, ya están listos para comenzar una nueva jornada laboral.

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Secretos para amarse como el primer día

Con más de seis décadas de amor y convivencia esta pareja también tiene su secreto para mantener por tantos años una relación matrimonial… ¿Cuál es?

Como muchas relaciones hay sacrificio, mucho trabajo para sacar adelante a los hijos. Entre Julio y Lila hay además de cariño, admiración. “Toda la vida le voy a agradecer el compañerismo que tenemos y lo trabajador que es. Nos hizo bien a todos”, dijo Lila a TN.

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De sus expresiones cualquiera puede sacar la “receta” para el buen y duradero matrimonio. “Me enamoré de Julio porque lo veía muy trabajador, honesto y respetuoso. Toda la vida me respetó”, apuntó la mujer. “Nunca nos dijimos malas palabras, ninguno de los dos”, dijo Lila.

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“A las parejas jóvenes”, aconseja, “les diría que se respeten, que lo más importante en una relación es el respeto y el compañerismo Y que si el otro se enoja por algo, dejarlo que camine solo hasta que se le pase”.

Para Julio, la honestidad es lo más sagrado que tengo. Lo que yo tengo sí me interesa y lo voy a cuidar hasta que tenga vida”, puntualizó él. Ambos tienen claro que el matrimonio debe saber estar en las buenas y en las malas.

A sus 86 años, Lila mira a Julio y le expresa con alegría de adolescente: “¡Cómo te quiero, papá!”. Él manifestó que no sabría vivir sin Lila. “Es una compañera fiel, muy noble. Y vamos a seguir juntos hasta muerte. Esa es la promesa que me hizo”.

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