Los grupos de ayuda humanitaria vuelven a advertir sobre el empeoramiento del desastre humanitario en Somalia, cuya hambruna alcanza niveles no vistos en medio siglo. Somalia se encuentra a un paso de la hambruna y toda la población está sufriendo el impacto de esta situación, en particular los niños, la mitad de los cuales padecen desnutrición aguda y severa.

“Sin una mayor actuación e inversión, nos enfrentamos a la muerte de niños a una escala no vista en medio siglo”, dijo el portavoz de UNICEF James Elder a los periodistas en Ginebra, que explicó que “cada minuto de cada día, un niño ingresa en un centro de salud para ser tratado de desnutrición aguda grave”.

Un cuarto de los niños de todo el país -más de 3,6 millones- podrían morir si no reciben tratamiento para la malnutrición y para problemas médicos urgentes, dijo hoy el jefe de la oficina de la Organización Mundial de la Salud en Somalia, Mamunur Rahman Malik.

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En un recorrido por distintos centros sanitarios, Malik pudo ver a niños que llegaban con enfermedades que pueden prevenirse fácilmente, como sarampión, diarrea, cólera y afecciones respiratorias, en un contexto en el que uno de cada siete niños no recibe las vacunas esenciales.

Una de las razones para esto es que muchas familias se desplazan para conseguir alimentos y otra es el impacto que tuvo la pandemia de covid en el precario sistema sanitario.

La ayuda internacional es considerable, pero la crisis alimentaria en Somalia se degrada a una velocidad que Malik -con 25 años de experiencia en lo humanitario- dijo no haber visto nunca.

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Uno de los factores para que la situación en Somalia haya llegado a este punto es que los fondos internacionales para financiar las operaciones de ayuda tardaron en llegar, pese a que la ONU lleva varios meses alertando de la urgencia de actuar.

“Nos enfrentamos a una gran emergencia. El año pasado declaramos la sequía como una emergencia y nos hemos esforzado por llegar a las personas más vulnerables, pero necesitamos el apoyo de la comunidad internacional para evitar un mayor deterioro”, declaró en un comunicado conjunto el vice primer ministro de Somalia, Salah Ahmed Jama.

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El pasado abril, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) -el principal brazo humanitario de Naciones Unidas- evitó tener que reducir su ayuda en Somalia ante el déficit de financiación pidiendo un préstamo de 90 millones de dólares a un banco que existe al interior de este organismo y que todavía debe reembolsar.

La responsable del PMA en Somalia, Laura Turner, dijo que en septiembre pudieron entregar alimentos y dinero a 4,2 millones de personas y brindar atención médica a medio millón de niños y madres desnutridas. Los programas de dinero en efectivo ayudan no sólo a las familias, sino también a la economía local.

El número de beneficiarios es el doble que un año antes, “pero Somalia no está fuera de peligro”, aseguró.

La ONU no ha declarado formalmente la hambruna porque no se reúnen una serie de criterios técnicos que implican que el 20 % de las familias sufran de una falta extrema de alimentos, que el 30 % de niños menores de 5 años sufran malnutrición aguda, y que dos adultos y cuatro niños por cada 10.000 habitantes mueran cada día en un área determinada. (I)

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