A veces, los descubrimientos más asombrosos se esconden a plena vista. Un equipo de buzos, durante una inmersión en el Río Narew de Polonia, estuvo a punto de cometer un error que hubiera borrado para siempre un pedazo de historia.

Lo que inicialmente parecía un insignificante tronco sumergido resultó ser una reliquia única de más de 300 años, un artefacto que conecta con el pasado lejano de la zona.

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La reliquia descubierta por buzos en Polonia

Todo ocurrió durante la práctica de buceo de un grupo de voluntarios, quienes lograron ver que sobresalía del río un tronco de aspecto inusual. Al ser desenterrado, los buzos notaron que realmente no se trataba de un tronco y contactaron a un especialista en Arqueología.

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Robert Wyrostkiewicz, arqueólogo de Pogotowie Archeologiczne, examinó el objeto y pudo determinar entonces que se trataba de una canoa antigua de unos 7 metros de longitud.

“La importancia de este descubrimiento radica en su potencial para aportar detalles del pasado de la región”, indica sobre este descubrimiento el medio La Nación. “El estudio de este vehículo marítimo puede ofrecer información sobre las rutas de comercio, los patrones de asentamiento y las prácticas culturales de los habitantes de la región”.

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¿Qué otros detalles puede aportar este descubrimiento?

De acuerdo con La Nación, a pesar de que a la canoa le faltaba parte de la proa, el resto de la embarcación se encontraba lo suficientemente conservada como para observar varios detalles, incluyendo el agujero que tenía en la popa que probablemente usaban como mecanismo de dirección.

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Estos factores indican que, a pesar de ser una embarcación de hace tres siglos, los habitantes de esa zona de Polonia eran capaces de crear complejos diseños de navegación.

(I)

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