A Roger García, un venezolano de 38 años, le tocó por segunda vez migrar. En esta ocasión lo hacía desde Perú y la mira apuntaba a los Estados Unidos.

La última conversación con su padre fue el 15 de agosto de 2022. Han pasado 7 meses y Roger no ha vuelto a comunicarse. Su familia está desesperada.

Una fotografía del hijo con un cartel en el que se lee “Me van a matar” recibieron sus familiares. Sin embargo, el “olfato” del progenitor detectó que era un montaje. En casa, siguen aferrados a la fe.

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¿Viajaba con coyote?

Antes de viajar, Roger evitó responderle al progenitor, Edgar García, un militar retirado radicado en Maracay, ciudad del centro de Venezuela, si había contactado a un coyote (coyotero).

En cambio, dio otros dos datos importantes. No se llevaría celular, para evitar robo. Y no atravesaría la peligrosa Selva del Darién.

El coronel retirado de la Fuerza Aérea, entrevistado por BBC Mundo, recuerda que Edgar viajaría con otros dos venezolanos.

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Largo silencio de un hijo

La ruta trazada por el migrante, y que describió a su padre, no incluía pisar la selva del Darién.

El militar contó que su hijo le dijo que saldría en un bote desde la isla de San Andrés (Colombia) y llegaría a Nicaragua.

Tras quedar sin teléfono, Edgar estimó que estaría 4 semanas sin poder hablar con su familia.

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El pasado 9 de septiembre, su padre le envió un correo: “Hola, ya tenemos 20 días sin saber de ti, porfa escribe para saber que estás bien. DTB (Dios te bendiga) y la Virgen te ampare”.

Narró que volvió a escribirle pasados otros 4 días. No hubo respuesta y dos semanas después divulgaron un primer mensaje pidiendo ayuda para encontrarlo.

Imagen tomada de BBC Mundo

Siete meses de zozobra

Movido por la natural angustia, Edgar García pidió ayuda a la Cruz Roja, “donde difundieron un aviso entre las estaciones que atienden a migrantes en Centroamérica”.

Señala que envió correos a las oficinas de Acnur en Lima, Ciudad de Panamá y Ciudad de México. Luego contactó a las Brigadas Internacionales de Paz, las Águilas del Desierto y Capellanes del Desierto, grupos de búsqueda y rescate de migrantes que operan en la frontera entre México y Estados Unidos.

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Animado por un comentario dejado en Facebook, Edgar estableció contacto con una comisión en Oaxaca (México), que emitió un boletín en noviembre de 2022 sobre Roger y que fue publicado también por el estado de Coahuila, fronterizo con Estados Unidos, señala el medio británico.

La foto: “Me van a matar”

El militar retirado cuenta que una tarde lo sorprendió un mensaje de WhatsApp: “una persona aseguraba tener a Roger”.

En casa, Edgar pidió una videollamada. Ver a su hijo era lo que más querían su esposa y él.

La “amabilidad” del desconocido cambió a los cinco días y el padre de familia recibió una amenaza que los desconcertó a todos.

Me dijo que si yo no respondía con dinero, que me atuviera a las consecuencias porque lo iban a sacrificar.

Luego, al decirle que no había recibido el video de su hijo, el desconocido envió una foto de su hijo. Era Edgar. De pie y con un cartel en sus manos en el que se leía: “Me van a matar”.

Imagen tomada de BBC Mundo

“Es un montaje”

Tratando de calmarse y apoyar a la madre de su hijo, detalló la foto.

Notó a su hijo más joven y junto a un sobrino concluyó que era un montaje

Eso se lo hizo saber Edgar a quien le envió la foto y pidió video. “Quiero una videollamada o preguntas de seguridad”, planteó. El hombre “se puso violento” y Edgar lo bloqueó.

Tras ese episodio, a Edgar lo han atormentado 14 “estafadores” más.

En Maracay, estos padres no pierden la esperanza. Desean escuchar su voz, sueñan con responderle como padres: “Dios te bendiga, hijo”. (I)

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