La muy polémica ley de amnistía a los independentistas catalanes condenados o encausados por la tentativa fallida de secesión de 2017 fue aprobada definitivamente este jueves por el Parlamento español, abriendo la puerta al regreso a España del expresidente regional Carles Puigdemont.

En una declaración realizada desde Waterloo, cerca de Bruselas, donde se instaló en 2017 para esquivar a la justicia española, Carles Puigdemont saludó la adopción por parte del Parlamento español de una ley de amnistía para los independentistas implicados en la tentativa de secesión de Cataluña en 2017 como un hecho “histórico” en el “largo combate” de los separatistas.

“Hoy se ha producido un hecho histórico en el largo combate existente y no resuelto entre Cataluña y el Estado español”, afirmó.

Publicidad

La ley recibió 177 votos a favor y 172 en contra en la Cámara Baja, gracias al apoyo de los diputados socialistas del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, los independentistas y nacionalistas catalanes y vascos, y la extrema izquierda.

“El perdón es más poderoso que el rencor”, escribió Pedro Sánchez en la red social X tras la aprobación. “Hoy España es más próspera y está más unida que en 2017. La convivencia se abre camino”, añadió.

Esta medida, que domina la vida política española desde las elecciones legislativas del pasado julio, podría beneficiar en torno a 400 personas, según una estimación del Ministerio de Justicia.

Publicidad

Ahora corresponderá a cada juez resolver si la amnistía es aplicable a sus casos.

Los magistrados tienen dos meses para plantear cuestiones al Tribunal Constitucional o a la justicia europea a partir de la publicación de la ley en el diario oficial, lo que podría retrasar los efectos de la ley durante un tiempo.

Publicidad

Insultos cruzados

La votación en el Congreso estuvo precedida de una alterada sesión en la que la presidenta de la Cámara, Francina Armengol, se vio obligada a llamar la atención de los diputados en varias ocasiones.

“¡Traidor!” -dirigido a Sánchez-, “¡neofascistas!”, “¡filonazis!” -al partido de extrema derecha Vox-, fueron algunos de los insultos cruzados en el hemiciclo.

La polémica ley de amnistía para la normalización institucional, política y social en Cataluña fue una iniciativa pactada por el PSOE con Junts y ERC y que permitió hace seis meses la investidura de Pedro Sánchez. EFE/ JJ Guillen Foto: EFE

El Congreso ya había aprobado la medida el 14 de marzo, pero el Senado, controlado por la oposición de derechas, la vetó dos meses después, devolviendo el texto a la Cámara Baja, que este jueves dijo su última palabra.

Esta medida es el precio que tuvo que pagar Pedro Sánchez para ser reelegido en noviembre, gracias al apoyo de los partidos independentistas catalanes.

Publicidad

Esta incómoda situación fue el resultado de las elecciones anticipadas del 23 de julio, que el Partido Popular ganó, pero sin conseguir garantizarse el apoyo de otros partidos para sumar 176 de los 350 diputados que tiene el hemiciclo.

“Hoy hemos asistido al acta de defunción del Partido Socialista Obrero Español” de Pedro Sánchez, lanzó antes de la votación el líder de la oposición, el conservador Alberto Núñez Feijóo, del Partido Popular (PP), denunciando que la ley es un “intercambio de poder a cambio de impunidad”.

Los representantes del independentismo catalán definieron la ley como una victoria y aseguraron que su próximo objetivo es celebrar un referéndum de secesión.

Antes Sánchez era opuesto a amnistía

El PP lleva tiempo en pie de guerra contra esta amnistía, que considera “inconstitucional” y que promete derogar cuando vuelva al poder.

Contra ella ha organizado numerosas manifestaciones, la última de las cuales reunió el domingo en Madrid a decenas de miles de personas.

La oposición no pierde nunca la ocasión de recordar que el propio Sánchez había expresado su oposición a una amnistía.

“Hay que hacer de la necesidad virtud”, repitió Sánchez en varias ocasiones para explicar su giro.

Los sondeos muestran que los españoles están divididos sobre la medida, incluyendo los electores y simpatizantes socialistas. (I)