El cohete Chang Zheng 2D ‘Larga Marcha’, que China puso en órbita para enviar satélites militares de vigilancia al espacio, se partió sobre Texas en medio de temores de que los escombros se dispersen a lo largo de cientos de millas.

Se trata de la segunda etapa del cohete Chang Zheng 2D ‘Larga Marcha’, que se lanzó el 23 de junio. De acuerdo a USNI News, el componente de cuatro toneladas de un cohete Chang Zheng 2D ‘Larga Marcha’ atravesó la atmósfera el miércoles sobre Texas a 17.000 millas por hora y se desintegró, confirmaron dos funcionarios de defensa estadounidenses.

Los oficiales militares de Estados Unidos, que están buscando escombros en un área que cubre cientos de millas cuadradas, aún no han encontrado restos de la etapa del cohete, sin embargo, se considera que el campo de escombros generado podría tener varias millas de ancho y de largo.

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El Departamento de Defensa no ha emitido un comunicado previo a la entrada a la atmósfera.

Los datos de seguimiento satelital del Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte indicaron que la pieza del cohete había estado en órbita terrestre baja antes de realizar el “descenso no programado”. Según los informes, los datos de seguimiento muestran que el cohete se lanzó como parte de una misión para enviar satélites al espacio destinados a recopilar datos de señales del Mar de China Meridional.

El cohete de 135 pies fue lanzado el 23 de junio del 2022 desde el Centro de Lanzamiento de Satélites de Xichang en el centro de China.

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El Chang Zheng 2D puede transportar carga de hasta 8.000 libras en órbita terrestre baja.

Incidentes previos de caídas de cohetes chinos

El incidente es el caso más reciente de un cohete chino que se precipita hacia la Tierra. Un cohete lanzado en mayo pasado esparció escombros sobre el Océano Índico. En ese momento, el administrador de la NASA, Bill Nelson, acusó a China de “no cumplir con los estándares responsables con respecto a sus desechos espaciales”, incluida la minimización de los riesgos durante el reingreso y la transparencia en las operaciones.

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En mayo del año pasado también fue un cohete Long March 5B el que alertó a los servicios de vigilancia de todo el mundo; este terminó desintegrándose casi en su totalidad y los restos cayendo en el océano Índico, sin causar daños.

Tres años antes, en abril de 2018, el laboratorio orbital Tiangong 1, que estaba en desuso desde 2016 y que vagaba sin control por el espacio, también fue monitorizado; este reentró en la atmósfera terrestre sobre el océano Pacífico sur, también sin causar daños. (I)