A lo largo de la historia, millones de personas han visto en Estados Unidos como el país de las oportunidades o del también llamado “sueño americano”.

No obstante, otros que no lo han alcanzado por diversas razones, en su impotencia, afirman que es falso. Mientras que otros dicen que sí es verdad.

Lo cierto es que cada quien vive su propia historia y por lo tanto, tienen su propia mirada de las cosas. Porque también la historia ha sido testigo de muchos que pasaron de la indigencia a millonarios y que hoy son ejemplo de superación para muchos.

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¿Estados Unidos sigue siendo el país de las oportunidades?

El “sueño americano”, la idea de que en Estados Unidos la gente puede salir adelante por sus propios méritos, en la actualidad es una “farsa”, dice el economista y filósofo Daniel Markovits en una entrevista a la BBC.

Lo llama la “trampa de la meritocracia”, un sistema socioeconómico que no solo evita que las clases medias y bajas aspiren a escalar en los estratos sociales, sino que también afecta a las clases más pudientes.

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El filósofo indica que, “pensamos en ello como una manera de dar a toda una oportunidad justa de éxito”.

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El también profesor de la Universidad de Yale, afirma que la concepción de que en su país quien persevera alcanza sus metas es equivocada. Porque según él, en estos tiempos existe una segregación.

La desigualdad en Estados Unidos es parte del efecto que ha generado la "meritocracia", dice el economista y filósofo Daniel Markovits. Foto: Gettyimages

¿Por qué Estados Unidos ya no es el sueño americano?

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La educación que privilegia a los más ricos es parte fundamental de la falla de la meritocracia, según Markovits. Foto: Gettyimages

Para el profesor, actualmente, “Estados Unidos, se ha convertido en una jerarquía de clases muy rígida y selectiva en la que las élites se segregan del resto de la sociedad”.

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Explica que, los miembros de las familias más ricas, sostienen, que “se casan en diferentes patrones, crían a sus hijos en diferentes patrones”.

Y lo más importante de todo, es que invierten enormes cantidades de recursos en la educación de sus hijos para que los niños puedan ganar en la competencia meritocracia.

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Un ejemplo claro de esto es que de las universidades prestigiosas de EE.UU. de la llamada Ivy League: Brown, Columbia, Cornell, Dartmouth, Harvard, Pennsylvania, Princeton y Yale, salen muchos de los altos ejecutivos, empresarios, economistas, políticos y personas que toman decisiones en el país.

Dice Markovits que, para ingresar en ellas, los estadounidenses e inmigrantes no parten de un terreno parejo desde sus primeros años en la escuela, sino que la aspiración a esas prestigiadas instituciones está determinada en la riqueza de las familias.

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Markovits dice que el "sueño americano" funcionó hasta la década de 1970, pero luego solo generó desigualdad. Foto: Gettyimages

Los ricos también salen perjudicados

El economista relata que, luego de invertir decenas de miles de dólares en educación de escuelas de elite, lograr que esa inversión sea devuelta a través de ingresos.

“Tenemos un sistema de educación superior que hace a las personas ser fantásticos banqueros, por ejemplo, pero no grandes ciudadanos; fantásticos administradores de grandes empresas, pero no buenos jefes en el sentido tradicional”, dice el profesor universitario.

¿Qué podemos hacer?

En la Universidad de Oxford, institución británica privada que se equipara con las de la Ivy League, su directora de admisiones Samina Khan, cuentan que han logrado la inclusión de hasta 60% de alumnos procedentes de instituciones públicas.

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“Estamos muy interesados en captar estudiantes de diferentes orígenes, porque la diversidad de orígenes significa diversidad de pensamiento”, dice Khan en declaraciones a la BBC.

Markovits dice que la forma de educar en países de Europa es un buen ejemplo de una política social incluyente.

Markovits destaca la manera en que países europeos, como Dinamarca, tienen sistemas educativos públicos a los que asisten alumnos de todas las clases sociales. Foto: Istock

“La gente del común en Estados Unidos es mucho menos propensa a escalar en la jerarquía de clases sociales en comparación que la gente común en Alemania o en Dinamarca y en la mayor parte de Europa”.

En los países escandinavos, como Suecia o Dinamarca, no hay escuelas de élite y casi todos asisten a las escuelas públicas, según datos oficiales de esas naciones.

(I)

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