El cardenal Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén que suena como papable tras la muerte del papa Francisco, lideró los esfuerzos de la Iglesia católica por acercarse a la sociedad y las instituciones israelíes tras su nombramiento como custodio de Tierra Santa en 2004.
Pizzaballa, que habla hebreo con fluidez, promovió el estudio del idioma entre los jóvenes religiosos y la cooperación con las autoridades israelíes en áreas como el turismo o el peregrinaje, además de lograr un acceso a las altas esferas de la política israelí “como ningún custodio antes que él había tenido”, escribió el investigador de la Universidad Hebrea Raymond Cohen en 2010, en un estudio sobre las relaciones entre Israel y la Santa Sede.
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El cardenal fue nombrado patriarca latino de Jerusalén, la máxima autoridad de la Iglesia católica en la zona, en 2020, tras ejercer como custodio de Tierra Santa durante doce años, entre 2004 y 2016.
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Ha supervisado la traducción del Misal romano y varios textos litúrgicos al hebreo, pronunciado discursos en la Universidad de Tel Aviv y acogido a grupos de estudiantes judíos en el Monasterio de San Salvador de Jerusalén.
También ha buscado la integración de los trabajadores árabes de la Custodia franciscana de Tierra Santa en los programas sociales del Estado israelí, donde la emisión de visados para frailes católicos de países de Oriente Medio continúa siendo un problema para la Iglesia, según el estudio de Cohen.
De Bérgamo a Jerusalén
Pierbattista Pizzaballa nació en Cologno al Serio, en la provincia italiana de Bérgamo, el 21 de abril de 1965, detalla la página web de la Custodia de Tierra Santa.
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Estudió secundaria en el seminario menor La Grazie de Rimini y estudios clásicos en el seminario arzobispal de Ferrara, tras lo cual recibió el hábito franciscano.
Pasó su noviciado en el santuario de La Verna y fue ordenado sacerdote en septiembre de 1990, en la catedral de San Pedro de Bolonia.
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Apenas un mes después el joven párroco puso rumbo a Jerusalén, donde, en 1999, pasó a formar parte del Custodio franciscano de Tierra Santa.
Desde su llegada a Jerusalén Pizzaballa ha dado clases de hebreo en el centro de estudios bíblicos Studium Biblicum Franciscanum, ejercido como vicario general del Patriarcado latino para el cuidado pastoral de los católicos de habla hebrea de Israel, y es consultor de la Comisión para las Relaciones con el Judaísmo del Dicasterio para la Promoción de la Unidad entre Cristianos.
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De custodio a patriarca
En junio de 2004 Pizzaballa comenzó su servicio como custodio de Tierra Santa, puesto que mantuvo durante doce años, hasta junio de 2016.
A los pocos días, el papa Francisco le nombró administrador apostólico ‘sede vacante’ del Patriarcado latino de Jerusalén, hasta la designación de un nuevo patriarca.
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Pero pasaron al menos cuatro años hasta que Pizzaballa ocupara al fin el cargo que ejerce actualmente, el de patriarca latino, máxima autoridad católica en Tierra Santa y representante del papa en la zona.
Fue nombrado cardenal por el propio Francisco en 2023, poco antes de los ataques de Hamás del 7 de octubre, que dieron pie a la guerra en Gaza y han sacudido la región.
A pesar de su cercanía a las autoridades israelíes, Pizzaballa nunca ha dejado de pedir el final de la guerra y llegó incluso al gesto de ofrecerse como rehén a cambio de los niños israelíes secuestrados el 7 de octubre.
También ha mantenido el contacto con la pequeñísima comunidad de gazatíes católicos, y ha entrado en el enclave al menos dos veces desde el comienzo de la guerra para visitar a los fieles, que se han refugiado en la parroquia de la Sagrada Familia de la ciudad de Gaza, el 16 de mayo de 2024 y el 22 de diciembre del mismo año. (I)