Eran unos adolescentes de 14 y 16 años cuando los condenaron a cadena perpetua. Por un homicidio que no cometieron pasaron 36 años en prisión. Recobraron la libertad en 2019 al comprobarse que los sentenciaron injustamente y en este 2023 la vida los sorprende para bien: serán indemnizados con 48 millones de dólares.