¿Qué es la basura? Desde que escuchamos el término, nuestro cerebro le impone un valor negativo. Solemos considerar que los desechos son inutilizables y los quitamos de nuestra vista al tirarlos inmediatamente a un tacho.

Este no es el caso de Suecia, el país europeo que ha logrado transformar el valor de la basura a algo positivo a través de un sistema de reciclaje nacional y el desarrollo de la tecnología Waste to Energy, para aprovechar lo más posible de la basura.

Björn Frostell, un científico sueco experto en ecología industrial y gestión de residuos consultado por EL UNIVERSO, asegura que cada vez es más importante manejar correctamente la basura para evitar la contaminación y aprovechar los beneficios de los desechos.

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Para esto, según Frostell, es fundamental categorizar la basura para ser reutilizada y reciclada.

Desde el 2024, los hogares suecos están obligados a separar su basura en contenedores según el tipo de residuo. Foto: Helena Wahlman/imagebank.sweden.se

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Es lo que él llama ‘economía circular’: “La recuperación de los residuos es un primer paso importante para la economía. Primero reúsas, después reciclas y luego puedes recuperar la energía de la basura con incineración”.

Una de las razones por las que Suecia ha tenido éxito aplicando este modelo es porque cuenta con la participación de los ciudadanos, la comunidad científica y los gobiernos locales. Pero ¿qué falta aún?

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Consumir menos y gestionar los residuos, el deber de los ciudadanos

De acuerdo al experto sueco, el deber de la población comienza dejando de consumir tanta energía y recursos.

“Lo primero que importa en relación con los residuos es que necesitamos consumir menos, y esa es la verdadera culpa de todos los países occidentales ricos”, señala. “En el mundo occidental estamos muy interesados en el crecimiento económico y eso significa más desperdicio”.

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La segunda responsabilidad de los ciudadanos, según Frostell, es reutilizar los objetos o prendas, en vez de tirarlos a la basura y comprar nuevos constantemente. Él teme que debido a la capacidad adquisitiva de los suecos, reciclar de esa manera puede ser considerado innecesario para gran parte de la población.

Aun así, confía en que se esté implementando exitosamente el proyecto de distribución de residuos de acuerdo a su tipo.

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“Antes solo teníamos un tacho de basura afuera, pero ahora una familia sueca debe separar su basura hasta en diez categorías”, explica Frostell. Algunas de estas categorías son desechos orgánicos de comida, dispositivos electrónicos, diferentes tipos de plástico, metales, pinturas, entre otros.

De esa forma, cada uno de estos residuos es separado y tratado como corresponde.

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Planta de transformación de desechos a biogás en Suecia. Foto: Ulf Grünbaum/Imagebank.sweden.se

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Para asegurarse de que la población esté cumpliendo los esquemas de reciclaje y desecho adecuado de su basura, Frostell considera que es necesaria la supervisión de los gobiernos locales.

Los gobernantes deben incentivar y regular a las empresas y ciudadanos a través de iniciativas como estaciones de reciclaje ubicadas a menos de 300 metros de todas las zonas residenciales.

Mientras tanto, los científicos tienen la responsabilidad de identificar los problemas y desarrollar soluciones cada vez más innovadoras en el campo de la gestión de residuos. Asimismo, deben comunicar y educar a la población para que entiendan las ventajas de reciclar, menciona Frostell.

Del desperdicio a la energía: lo que se hace con la basura que no se puede reciclar

Según un estudio publicado en Development Aid, nuestro planeta alberga alrededor de 2.010 millones de toneladas de residuos sólidos urbanos, anualmente. En promedio, alrededor del 80 % de los residuos del mundo terminan en vertederos y el 20 % se reciclan.

Sin embargo, en Suecia la basura en vertederos representa solo el 1 %, porque desde hace cuarenta años está en marcha un programa para tratar la basura y que esta se convierta en energía reutilizable.

Se trata del programa Waste to Energy, que se implementa cuando se recogen todos los desechos que ya no se pueden reciclar ni reutilizar. En vez de ir al vertedero, la mayoría de la basura se recopila y se utiliza en reemplazo de combustibles fósiles para generar energía, que a su vez sirve para alimentar de electricidad a los hogares y al transporte público.

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Los desperdicios de alimentos, por ejemplo, se convierten en biogás amigable con el medioambiente y que sirve como combustible y para calefacción o generación de electricidad.

A través de este proyecto, Suecia ha disminuido su emisión de combustibles fósiles como el dióxido de carbono, y se ha convertido en el país más verde de Europa.

Desde 1975, su tasa de reciclaje ha aumentado del 38 % a un 99 % y ahora está en camino de alcanzar su objetivo de cero residuos.

Según la Agencia Sueca de Protección Ambiental, en 2020 se gestionaron 4′600.000 toneladas de residuos domésticos, lo que equivale a 449 kilos por persona al año. Normalmente, más del 50 % de los residuos domésticos y similares se transforman en energía.

Vehículo eléctrico recogedor de basura en Suecia. Foto: Sofia Sabel / Image Bank Sweden

Un programa replicable en Ecuador

¿Es posible replicar el programa Waste to Energy en Ecuador? Frostell cree que sí.

“Estoy convencido de que es el mismo camino que se podría tomar también en Guayaquil y otras ciudades del Ecuador”, considera el experto, aunque indica que los recursos económicos y las condiciones climáticas pueden presentar un obstáculo.

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En 1995, el científico hizo propuestas al Municipio de Quito y de Guayaquil para implementar proyectos de gestión de residuos, pero sus sugerencias no fueron atendidas.

Ahora, casi tres décadas más tarde, Frostell sigue dispuesto a asesorar y ayudar a que Ecuador tome una ruta más verde en el manejo de sus desechos.

“Podemos lograrlo con cooperación, educación y transformación”. (I)