El pedido de México de que ingresen dos aviones para trasladar a su entonces embajadora, Raquel Serur, sin especificar quiénes la acompañarían y teniendo conocimiento de que la funcionaria no tenía familia en el país, despertó las alarmas para el Gobierno ecuatoriano el 5 de abril y alentó la idea de que el exvicepresidente Jorge Glas se fugaría en esa aeronave. Ese mismo día, el país confirmó que le había concedido asilo político.