El tiempo no cura el dolor de una madre. Hay días en que Ana siente que le duele más que nunca la muerte de su hijo. “A medida que pasa el tiempo, más me duele. El tiempo no cura las heridas. Al acostarme y al levantarme le pido fuerzas a Dios. Es difícil vivir todo el tiempo así. Todos los días recuerdo cuando lo mataron”.