Este gobierno cambió el insulto por “el diálogo”, se deshizo de su vicepresidente, absurdamente impuesto, y proclamó que no serían leales con los corruptos. ¿Merece por eso nuestro apoyo y respeto? Veamos.

Por confesiones de los involucrados, sabemos que quien estaba llamado y pagado para cuidar los dineros públicos, en realidad era el chantajista más grande que cobraba millones por desvanecer glosas y recibía llamadas de altísimos funcionarios del gobierno anterior, para embalsamar, a punta de informes fraudulentos, el cuerpo putrefacto de la administración pública. La rata cuidando el queso. ¿Qué debe hacer el país respecto de todos los informes “favorables” que produjeron en los últimos 10 años?

Por fin renunció el director del IESS, diciendo que cuando entró a esa institución “todo era corruptela” (¿y dónde están los presos?), cuando contablemente él mismo hizo desaparecer $2.500 millones del patrimonio de los afiliados, por lo que Contraloría calificó su destitución. Luego de su discurso, abrazó al presidente, quien dijo “conocerlo desde chiquito”, punto.

Hay más: la Procuraduría (abogado del Estado) “se atrasa”, deja de ser parte del juicio contra JG y en su acusación particular solo pidió indemnización por el valor de las coimas, que es apenas parte del perjuicio. Y, más grave aún, siendo el caso Odebrecht un asunto público, ahora que el juicio solo tiene acusador privado, el proceso podría (opinión de abogados) ser nulo. Dirán que nos queda el fiscal, pero este fue asesor de Correa, y se negó a pedir su comparecencia, cuando debió hacerlo. ¿Debemos apoyar todo esto?

Tema social: se conocen 966 casos de abusos sexuales contra estudiantes, realizados por profesores públicos, sin que el ministro haya iniciado las acciones penales. Y ¿qué hacen los asambleístas de AP?, protegieron al exministro de un juicio político, favoreciendo la impunidad. Ese exministro introdujo miles de nuevos funcionarios. ¿Será que los abusadores están entre los nuevos profesores? El Gobierno gasta millones (y quiere más) en crear normativas e instituciones enteras, para dizque proteger la familia y la dignidad de los niños, pero no entiende los efectos que, de por vida tienen, sobre los niños y sus descendencias, los execrables actos de sus protegidos. ¿Podemos aceptar esta basura de comportamiento?

Las sospechas de que solo pintan de blanco, los mismos sepulcros, se ahondan con las cínicas declaraciones del altísimo funcionario (pareja de una altísima funcionaria), en las que, de angas o de mangas, reconoce que se mantendrá la misma política económica, planificación, servicio exterior, etcétera, que en el régimen anterior y, sobre todo, que lo de la corrupción es viejo y que saben que “es cierto”, refiriéndose a denuncias entre las cuales la de que Odebrecht son centavitos, al lado de la comercialización del petróleo, respecto de lo que nada han hecho, quizás por la visita de Vicente.

“Lo político” ha pasado a ser más importante que lo económico, lo humano y lo moral. Hay una especie de nuevo chofer para la misma camioneta. No cuenten conmigo para aplaudir ni bendecir esto “haciéndome sentir consultado”. (O)