Situado en la latitud cero del centro del mundo, sus mares y costas influenciados por las corrientes marinas de Humboldt y El Niño y vientos de la Amazonía en su Sierra y región Amazónica, Ecuador es un país diverso como diversos son sus habitantes y geografía. Playas, valles, montañas y llanuras conforman el territorio nacional abrigados por un patrón anual de distintos climas y suelos con calidades de minerales y nutrientes que definen la vocación agraria de cada región. Las tierras fértiles de clima cálido y lluvioso casi la mitad del año han marcado la preferencia por los cultivos de banano, frutas y verduras tropicales, cacao, café, caña de azúcar, arroz y palma africana, entre otros productos, buena parte de ellos exportables y generadores del mayor porcentaje de ingresos de divisas del sector privado y creación de riqueza y trabajo directo e indirecto por las labores de cultivo, cosecha, empaque, logística, demanda de insumos agrícolas nacionales e insumos importados, servicios de mantenimiento de equipos, instalaciones, servicios públicos y transporte de carga y personal. Tierras de la Sierra dedicadas, principalmente, a la producción agrícola de consumo interno, como el caso de papas, legumbres, verduras, trigo, cebada; exportables, flores y otros menores. Las tierras fértiles, húmedas, cálidas y lluviosas de la Amazonía, producen cacao, café, frutas, plantas medicinales, etc. Esta diversidad de entornos demanda, para tener éxito en su explotación agrícola, conocimientos y experiencias especializados para la clase de producto a explotar, conocimiento de los mercados, preferencias de los consumidores, tendencias y corrientes de innovación de todos los productos de tratamientos de suelos, nutrición, fitosanitarios, materiales, insumos, equipos y sistemas de última tecnología aplicados a la producción.

Las tres regiones deben contar con centros de investigación, desarrollo e innovación dirigidos a cumplir con los requerimientos cada vez mayores de una verdadera producción agrícola sostenible que proteja y mejore el ambiente natural, beneficie a la sociedad y dé soporte a la rentabilidad de los agricultores.

Gobernar un país de estas u otras características, cuyo crecimiento depende en gran medida de la competitividad de su producción agrícola en calidad y precios, cumpliendo normas de certificación internacionales, presentaciones a la medida de las preferencias del mercado y que coincidan con las mejores oportunidades exige la estructura organizacional de un Ministerio de Agricultura con capacidad para avizorar el futuro y prepararse para enfrentarlo apoyado en centros de investigación e innovación formado por profesionales capacitados en las mejores escuelas de estudios agrícolas en los campos de especialización necesarios para impulsar el crecimiento sostenido de la productividad y calidad, abrir la puerta al sector privado para conocer sus percepciones de la situación del sector, sus fortalezas, debilidades, amenazas y oportunidades y recomendaciones para el futuro, evaluarlos y en función de su importancia incluirlos en el plan de gobierno y en los planes anuales.

Las tres regiones deben contar con centros de investigación, desarrollo e innovación dirigidos a cumplir con los requerimientos cada vez mayores de una verdadera producción agrícola sostenible que proteja y mejore el ambiente natural, beneficie a la sociedad y dé soporte a la rentabilidad de los agricultores. Identificados los caminos a seguir, dar lugar a un modelo organizacional que cree, bajo el liderazgo del ministro, tres secretarías agrícolas autónomas que definidas las estrategias a seguir en cada región, preparen la planeación de corto y largo plazo de cada una de ellas y, bajo el liderazgo del ministro, ejecuten los planes y logren los resultados esperados.

La autonomía regional de las entidades del Estado relacionadas con la producción son un requisito indispensable para que cada región dirija y ejecute las actividades que mejor se ajusten a sus necesidades para lograr un desarrollo sostenible, protector del medio ambiente y creación de riqueza. De otra manera, seguirá ocurriendo que al Iniap se le asigna solamente $ 6 millones para trabajos de investigación en los productos que más divisas generan al país, se descuida su infraestructura, como los locales de Boliche y Pichilingue, y jubilan a los pocos técnicos preparados que poseían. ¿La solución es cambiarle el nombre o fortalecer la institución? (O)

* Ingeniero comercial.