Bancos a diario nos comunican por sus redes sociales y a nuestros correos personales de todos los productos y servicios que brindan, tales como promociones, seguros de vida, el saldo que tenemos que pagar de la tarjeta, hasta felicitaciones por nuestro cumpleaños.
Dos instituciones bancarias, en las cuales mi esposo es cliente, reportaron con mucha prontitud de cheques protestados a la Superintendencia de Bancos de cuentas corrientes –cerradas hace más de 11 años–, para que cobren las respectivas multas; sin embargo, no le notifican al cliente, el principal interesado, que hubo movimientos de 45 cheques protestados durante 30 días seguidos. La ley de cheques obliga a notificar al cliente, ¿pero quién los hace pagar a ellos por daños causados por su silencio negligente?, se amparan en que cumplen la ley. Pero la cumplen según a sus conveniencias. Dijeron que mi esposo nada podía haber hecho si le comunicaban. Nada más errado, que aquello. Después de seis meses mi esposo recién se enteró, ya que uno de los cheques protestados perjudicó a un tercero que puso una denuncia, y por intermedio de la Fiscalía nos informamos de todo y gracias a eso mi esposo en 48 horas fue a los bancos, pidió detalle de cheques no presentados, los anuló y evitó mal uso del resto de estos. Si bancos hubieran cumplido su tarea de comunicar los tres primeros protestos, mi esposo hubiera impedido 30 días de usos indebido de cheques viejos, de cuentas cerradas hace más de 11 años, y se hubiera evitado que se genere una multa de 17.000 dólares.(O)

Irene Alexandra Cabrera Quilambaqui,
Guayaquil