Fue un acierto redundar y facultar al Municipio, ya autónomo, a crear por sí y ante sí otros organismos autónomos de la Función Ejecutiva. Está facultado, por ejemplo, a recrear la indispensable Comisión de Tránsito.

Hoy me refiero a otra criatura legal: el Registro de la Propiedad Municipal, último fruto espléndido que produjo la gesta descentralizadora del Guayas, que en la primera mitad del siglo XX produjo personas jurídicas autónomas con un solo fin, como la Junta de Beneficencia, el Comité de Vialidad, la Comisión de Tránsito, la Autoridad Portuaria y Solca, entre ellas. Después, se crearon las regiones autónomas como unidades políticas. En virtud de la asociación de provincias colindantes: Guayas, Los Ríos y El Oro, con base territorial suficiente, surgirían como una sola Autonomía Regional, persona jurídica consagrada desde 1988 en la Constitución como alternativa suficiente al federalismo. En noviembre de 1979 presenté este proyecto de reforma constitucional, la semilla, con base en la Constitución española. ¿ Por qué durante los cuarenta años transcurridos ningún partido político alentó siquiera la Autonomía Regional? Porque todavía Ecuador está manipulado por caciques sin otra visión que la de su terruño y ombligo. Ecuador es políticamente un archipiélago: cada líder es un señor isleño aferrado a la hacienda municipal. Para colmo, el último dictador nadó contra corriente y dividió la provincia de Guayas, arrebatándole la península de Santa Elena. La Autonomía Regional sustituiría al Estado en todo, excepto en materia de defensa nacional y relaciones exteriores.

Siendo indispensable crear la seguridad jurídica, necesaria no solo para convivir en paz sino para ser destino propicio de capitales extranjeros, cabe resaltar que aquella no solo se materializa en las sentencias de los jueces y depende de la sabiduría y agilidad de ellos. Con tal objeto es necesaria la coexistencia de un Registro de la propiedad inmobiliaria y de su hermano gemelo: el Registro de la propiedad intelectual, y que ambos sean también eficaces y ágiles.

En este contexto , la Municipalidad de Guayaquil se extralimitó al crear una entidad contralora de su Registro de la Propiedad autónomo. El Colegio Nacional de Registradores declaró que el sistema instalado en Guayaquil “es de eficacia comprobada y su réplica a nivel nacional así lo confirma”, respaldando al Docor Ívole Zurita. “Se han realizado traslados del personal a otras áreas…” produciéndose 1300 órdenes de trabajo rezagadas por la falta de personal calificado.

El meollo de la disputa es si debe seguirse realizando el doble registro como afirma el regisrador, cuyo criterio comparto: en la computadora y en los libros. La gerencia resolvió que sea solo digital, lo cual conlleva riesgos evidentes. La Ley que regula el sistema nacional de Registro, en su arta 25 proclama que el registro debe ser físico y electrónico.

Un demagogo en la Alcaldía de Guayaquil, a la vista del nuevo aeropuerto de la ciudad y de la necesidad de legalizar los asentamientos populares que impulse, estaría tentado de que no tomen en cuenta los libros para transferir el dominio de miles de lotes. (O)