Ha renunciado a la dirección del Museo de la Música Popular Julio Jaramillo y su Escuela del Pasillo Nicasio Safadi, de Guayaquil, Jenny Estrada, y me causa asombro pues la habíamos visto muy contenta y supereficiente en esa labor de hace doce años.

No sabemos mucho de la causa, pero de lo que sí estoy segura es de que la Municipalidad de Guayaquil, dirigida por la respetable y querida abogada Cyntia Viteri, no debió aceptar la renuncia. Las instituciones del Ecuador han estado dirigidas –salvo excepciones– por muchas personas ineficientes, incorrectas y de dudosa moral, y ahora que teníamos a una verdadera guayaquileña en tan importante cargo en la cultura musical, pregunto, ¿qué sucedió?, ¿qué hay tras esto?, ¿qué mano agrede a nuestra ciudad?, se dice que la Contraloría General del Estado ha formado parte de esto. ¿Qué, acaso la Contraloría no tiene bastante que hacer, descubrir y salvar al país de tantos malandrines? Conozco el trabajo de la señora Estrada, su enorme responsabilidad, conocimiento musical, capacidad intelectual y organizativa impecable; con ella la cultura se afianzó. Tiene un currículum amplísimo sobre periodismo y su papel de investigadora a nivel de país. La “mano negra” nos ha privado a todos nosotros de un programa que nos llenaba el alma cada domingo que anunciaba las tertulias y los conciertos a los que acudían personas de toda condición social y económica; qué pena no volver. Así como perdimos el Conservatorio Nacional de Música Antonio Neumane de Guayaquil, el Instituto Nacional de Higiene Leopoldo Izquieta Pérez, y otros más; ahora, hemos perdido los programas del nuestro Museo de la Música y la Escuela del Pasillo; quienes llegaren a dirigirlos deberán tener la experiencia que se necesita para hacerlos triunfar como lo fue. ¿Desde cuándo los guayaquileños nos hemos vuelto malagradecidos? ¡Qué pena!(O)

Martha Jurado Rodríguez,

Guayaquil