El sábado 28 de diciembre, en la sección Cartas al Director, se publica una misiva (“El Museo de la Música”), a cuya autora agradezco su generosa intención para evaluar mi tarea frente al Museo de la Música Popular Julio Jaramillo y la Escuela del Pasillo Nicasio Safadi, ambas instituciones de mi creación a las que he dedicado los últimos 12 años de mi vida; pero con el derecho que me asiste para defender mi buen nombre que es el único patrimonio que poseo, debo aclarar que dada la naturaleza del cargo que por deferencia de nuestro exalcalde Jaime Nebot, desempeñé con total honestidad y eficiencia por más de una década, jamás he tenido problemas ni he sido cuestionada por la Contraloría ni por ningún otro órgano de control estatal o municipal, ya que los dineros correspondientes al pequeño presupuesto asignado por la Dirección Municipal de Cultura para dichas entidades, se manejan por otras instancias ante las cuales año a año he presentado mi impecable rendición de cuentas, como lo he hecho públicamente a la ciudadanía y a los medios de comunicación, recibiendo el reconocimiento general por haber logrado tanto con tan pocos recursos.

Yo no he manejado dinero sino ideas creativas con base técnica, programas en beneficio de nuestros artistas y exitosos proyectos culturales reconocidos a nivel nacional e internacional.

Y para evitar futuras tergiversaciones, permítanme precisar que la renuncia a la dirección de ambas instituciones de mi creación, obedeció en primer término a una intolerable falta de respeto a mi dignidad de ser humano y en segundo lugar, a la falta de la atención y apoyo que no tuve de parte de quien sí podía habérmelo proporcionado.

Por lo demás, me cabe la inmensa satisfacción de haber podido servir a mi ciudad y no servirme de ella como tantos lo hacen; y gracias a esa oportunidad, he podido darle a Guayaquil un museo con la temática que no tenía, he ubicado a los artistas populares en el sitial histórico que les correspondía y en unión de valiosos maestros he podido enseñar a los jóvenes a valorar y enaltecer con calidad al pasillo, como el género de nuestra identidad musical.

Nada de esto hubiera sido posible sin el apoyo de los medios de comunicación que como Diario EL UNIVERSO se constituyeron en los mejores difusores de todos y cada uno de los pasos que fui dando para consolidar la obra, lo que compromete mi imperecedera gratitud.(O)

Jenny Estrada Ruiz,

historiadora, Guayaquil