@BeatrizHLeón

Hace unos años el historiador Juan Carlos Callirgos estuvo en Quito buscando información sobre la Colonia en nuestro país, visitó los distintos archivos cuidados en ese entonces por el Banco Central del Ecuador. Sus comentarios, con relación a su experiencia en otros países y Lima, eran de asombro ante la gran cantidad de valiosos documentos, aunque tan poco ordenados que existían en esos departamentos. Aquello le llevó más tiempo del previsto para su investigación, aunque dejaron una grata memoria de cuánto hay por descubrir para entender mejor nuestras vidas basados en más encuentros con nuestro pasado y cultura. Prácticamente hasta el día de hoy es mínima la cantidad de documentos digitalizados, así como persiste la superficial clasificación que dificulta la extracción de información.

Actualmente muchos de nuestros investigadores están sumamente preocupados sobre la situación de las colecciones y fondos públicos del Ministerio de Cultura y Patrimonio en Quito. En carta del 20 de diciembre al ministro Velasco, exponen su angustia ante una falla estructural detectada en el Edificio Aranjuez, actual mayor repositorio histórico público del país. Es el custodio de piezas arqueológicas, arte, fotografía, mapas, música y bibliotecas con miles de documentos y colecciones de donantes privados como Isaac J. Barrera, Jacinto Jijón y Caamaño, y otros. Allí está, entre otras maravillas, la prodigiosa obra musical de Luis Humberto Salgado con más de 5000 fojas de conciertos, óperas, ballets y demás, por ejemplo.

La cantidad de vida histórica que se encuentra en este edificio en aparente riesgo es invaluable, tanto que sorprende que no haya aún una respuesta del ministro a la carta que se puede leer en el blog www.paralaje.xyz sobre el asunto. Al momento los profesionales historiadores, cientistas de arte, literatura, antropología, música, fotografía, geógrafos, etcétera, así como artistas y ciudadanos esperamos la respuesta urgente de las autoridades.

Imaginamos que el ministro disipará los rumores de suspender su exhibición y estudio, aclarará la forma técnica en que se instalará en nuevos edificios, así como los cuidados para evitar pérdidas y robos. Sin duda encontrará apoyo en universidades, centros académicos e incluso coleccionistas privados para mejorar las formas de exponerlos disminuyendo riesgos de cada colección y documento. Irá más allá, hacia la colaboración para digitalizar, dar acceso a más investigadores y ciudadanía en general a estos tesoros y sobre todo preservar, restaurar y archivar de mejor manera para democratizar, ojalá popularizar su acceso.

Estimado lector, acceda al blog mencionado y desde allí a la petición en la plataforma Change.org para la “Protección del patrimonio histórico y cultural del país”. Al momento tiene más de 300 firmas de científicos preocupados por nuestra historia y patrimonio. Ese patrimonio que no debe estar encajonado ni expuesto a polvo o humedad, peor a las garras de ladrones que juegan a sonsos, pero ya han mostrado su agilidad para hacer desaparecer cualquier recurso que encuentran en su camino. Todos somos responsables en la medida que exigimos que las autoridades cumplan con sus obligaciones. Es impensable que se atente contra el derecho a investigar nuestros archivos. Por el contrario, los mínimos recursos que han sostenido los repositorios deben aumentar, ser más eficientes para empezar a dar respuestas a la ya demasiado sacrificada cultura ecuatoriana, siempre tan necesitada de respuestas efectivas. (O)