Hace algunos años habría parecido imposible, pero hoy podemos asegurar que el socialismo del siglo XXI ha logrado penetrar en algunos gobiernos de Europa. Esta ideología, que lo único que sostenidamente pregona es populismo y la mejor redistribución de la riqueza (todo para ellos y nada para el pueblo), está comprometiendo los cimientos de democracias europeas. España, además del sufrimiento provocado por la pandemia, sufre por las malas decisiones de un gobierno de coalición, que no hace más que restar.

El PSOE de hoy no le llega ni a los talones al partido que se conocía cuando figuras como Felipe González estaban al mando. Hoy, el PSOE es el promotor de un caldo de cultivo llamado Podemos, que por las discutibles credenciales de sus representantes, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, los ciudadanos españoles se encuentran en un estado de total indefensión y zozobra.

La pandemia no pudo haber llegado en peor momento para el gobierno de turno. Pedro Sánchez y su “Robin” no consideraron que esta iba a afectar exponencialmente a su población, pero la realidad es que al día de hoy, en ese país han muerto más de 19 000 personas. Muchos deben preguntarse por qué han alcanzado ese número de muertes, siendo el país con el mejor sistema de salud del mundo.

Entonces, ¿por qué el Gobierno no ha podido atender correctamente esta crisis sanitaria? Para responder esta pregunta es imprescindible citar tres eventos que evidencian las paupérrimas decisiones tomadas desde el Ejecutivo. El 7 de marzo, el Gobierno de Italia declaró zona roja a la región de Lombardía y a otras provincias cercanas. En ese momento, habían muerto 233 personas y más de 5000 estaban infectadas por el virus. A pesar de que esta medida debía alertar a países cercanos, el Gobierno de España permitió la realización de la manifestación del 8 de marzo, donde se concentraron 120 000 personas. Para mayor inri, las vidas de casi 100 000 mujeres fueron puestas en riesgo, obviando todas las recomendaciones de la OMS. Días después, se conoció que representantes del Gobierno que asistieron a la manifestación eran portadoras del virus.

Por otra parte, cuando el Gobierno notó que la crisis sanitaria se le salía de las manos, decidió comprar material sanitario que resultó ser defectuoso, desoyendo las recomendaciones emitidas por el Gobierno chino. Además de eso, ocultando a la ciudadanía la identidad de los intermediarios encargados de la compra. Para los latinoamericanos, conocer que las compras públicas no se transparentan de manera adecuada no es ninguna sorpresa, pero para democracias consolidadas como la española, esta acción representaría una gran debilidad del Estado de derecho.

Finalmente, se aprobaron medidas de censura desde el Gobierno para controlar a los medios de comunicación y el descontento de la población. Desde la Moncloa, la casa de Gobierno, se filtraban las preguntas que para ellos eran apropiadas y no perjudiciales para su imagen, por lo que reconocidos medios de comunicación renunciaron a asistir a las ruedas de prensa del Gobierno. Estas medidas orwelianas no son extrañas para gobiernos que pregonan el socialismo del siglo XXI; lo hemos vivido en Ecuador, Venezuela, Nicaragua, entre otros.

Debemos vigilar detenidamente cómo nuestros gobiernos actúan frente a la pandemia, ya que lo que sucede hoy en España es para nosotros una especie de déjà vu. Que reinen la libertad de expresión y la defensa de las libertades de los ciudadanos. (O)