Es evidente que la tesis de la desdolarización ha estado vigente a nivel de dogma en el interior del correísmo, debiendo recordar lo que pensaba el expresidente cuando abiertamente sostenía que la dolarización de la economía ecuatoriana fue un “suicidio monetario”, agregando –eso sí– que salir del dólar traería un caos económico, social y político. Por eso no es sorpresa que el candidato escogido por Correa haya sostenido abiertamente la posibilidad de la “desdolarización buena”, lo que significa que la idea de volver a una moneda local es un tema recurrente en los propósitos de esa agrupación.
En ese contexto resulta interesante analizar la realidad, no solo de aquellos países que en el mundo mantienen la dolarización, sino peculiarmente de aquellos que habiéndola incorporado como sistema monetario han decidido abandonarla. En la práctica, el intento de reintroducir una moneda local abandonando la dolarización solo ha tenido lugar en Zimbabue, un país del continente africano que fue gobernado por muchos años por Robert Mugabe, quien de “padre fundador” se convertiría con los años en un gobernante autoritario y represivo, ejemplo para el entusiasta Ricardo Patiño, que enaltecía el hecho de que luego de 33 años en el poder, seguía ganando en las elecciones sin advertir siquiera los desafueros electorales a los que se había acostumbrado Mugabe. Zimbabue introdujo el dólar estadounidense en el año 2009 luego de un periodo dramático de hiperinflación en el cual la moneda oficial (dólar zimbabuense) se convirtió en símbolo del desastre monetario, a tal punto de que 100 trillones de dólares de Zimbabue eran equivalentes a 40 centavos de dólar estadounidense.
En el 2009 y ante el colapso de su moneda, el país africano introdujo un sistema económico multimonetario, en el cual predominaba la moneda estadounidense, sin embargo la tesis de que el país tenía que reintroducir una moneda local con el fin de tener una política monetaria independiente iba acompañada de una realidad fiscal complicada para ese país, especialmente cuando la inflación anual alcanzó recientemente el 100 %, con marcada escasez del circulante físico y un costo de vida demasiado alto. Los primeros indicios del abandono del dólar estadounidense se dieron en el 2016 cuando el gobierno de Mugabe tomó la decisión de realizar pagos con moneda electrónica debido a la carencia física de la moneda estadounidense, imponiendo una supuesta paridad entre las monedas.
Evidentemente el regreso a la emisión de una moneda local trae consigo una serie de requisitos fundamentales para la estabilidad macroeconómica, tales como el control del déficit fiscal, independencia del Banco Central, completa transparencia en el mercado de cambio y, principalmente, la generación de la confianza popular en el sentido de que el retorno a una moneda local no significaría el resurgimiento de la pesadilla de la hiperinflación. En Zimbabue, el experimento monetario terminó siendo un total fracaso a tal punto de que lo más probable es que vuelva muy pronto a la dolarización. ¿Zimbabue es el ejemplo de lo que podría ocurrir en el país si el candidato correísta llega al poder con su sueño de “desdolarización buena”? (O)