Considero que existe prensa corrupta en todas partes del mundo, pero no toda prensa lo es. El asignar este calificativo de manera generalizada y sin concretar, con las debidas pruebas, es una debilidad de muchos políticos ansiosos por descalificar a quienes ponen en evidencia sus errores, falencias, corrupción, etc. Para ellos, la prensa que publica actos de corrupción, y otras falencias cometidas en sus gestiones, es corrupta. Creen que descalificando al mensajero se elimina el acto. Grave error, tanto político como personal. Los actos quedan, las ejecuciones son actos concretos, y permanecen, mucho más cuando se han realizado por parte de una autoridad y se concretan en alguna obra pública.

Un prodigio de la ingeniería

Sin embargo, como dije al principio, la prensa corrupta existe, y también la hay en Ecuador. Para demostrarlo tengo un ejemplo, acabo de leer en las redes sociales de una emisora radial que Coca Codo Sinclair alcanzó su máxima capacidad de producción. Esta noticia pretende mostrar, dejando de lado las falencias de su construcción, que la hidroeléctrica trabaja como debe.

La prensa es corrupta cuando sabiendo que miente, lo hace para desinformar. En este caso, se está tratando de crear una imagen sobre el hecho de que la obra trabaja de manera impecable. Cuando una obra alcanza su máxima producción temporalmente, no significa que todo esté bien. Se está forzando una situación (en este caso por necesidad de todo un país), para solventar situaciones emergentes, y está bien que se lo haga, pero queda siempre en el fondo (en esta hidroeléctrica) que la obra mostró una gran cantidad de fisuras, que rebajarán su vida útil de manera exponencial, poniendo en riesgo un capital invertido, que también subió de manera exponencial cuando se decidió construirla, que por sus características debería durar en funcionamiento óptimo, por muchos años, si no se tuvieran las fisuras.

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El tratar de apantallar a la opinión pública cuando una obra contratada a precios exorbitantes, argumentando que trabaja a su máxima capacidad, sin comentar la mala calidad de sus materiales de construcción y/o de su fabricación tenga tan mala calidad, es corrupción sin nombre. (O)

José Manuel Jalil Haas, ingeniero químico, Quito