Me cuenta mi esposa que cuando ella nadaba, y se acercaban algunas competencias internacionales, los entrenamientos eran muy exigentes. A las cinco de la madrugada ya tenían que estar en el agua para los primeros cinco u ocho mil metros. Para ganar tiempo y estar lista, ella dormía con la malla de baño puesta por debajo del pijama.

Ya en la pileta, el día de las competencias, el entrenador tenía que gritarles para darle ánimo a ella y al equipo entero. Curioso pregunté: ¿Por qué los gritos? Dijo que así pueden escuchar lo que pide el técnico cuando están entre brazada y brazada, o con la cabeza dentro y fuera del agua. Si así no lo hiciera, nadie lo escucharía.

Pero cuando en el momento preciso del remate de la prueba en cuestión ella flaqueaba, el entrenador gritaba aún con más fuerza: ¡Vamos Alexandra..., tú puedes! ¡Para este preciso momento es que te has preparado! ¡Entrenando todos los días desde las cinco de la madrugada..., para no aflojar y dar la última brazada para ganar!

Publicidad

Por esta razón tiene un cuarto lleno de copas, trofeos, distinciones, diplomas, y mil medallas.

Ahora está pasando por otro tipo de prueba..., la de su vida. Ya no hace falta gritar, solo hablar con cariño, pero firme: Alexandra, todos los Rosarios, Misas, vigilias, y más, han sido verdaderos entrenamientos para estar preparada para este momento. Cuando tus fuerzas se debilitan, cuando piensas que tus oraciones no son escuchadas..., dale, dale con toda tu fuerza y fe, hasta llegar a la brazada final, la más importante que falta para ganar esta batalla.

Aquí puedes demostrar también que estás hecha del mismo temple que necesitaste para vencer en las piletas de América y parte del mundo. Ahora tienes que bracear por dentro, para vencer no a los adversarios nadadores, sino a las células adversarias que quieren vencerte. No te dejes, tú siempre has sido muy, muy fuerte. ¡Ve por la más importante medalla de tu vida! ¡Tu familia que te adora así lo espera!

Publicidad

Dedicado a mi esposa. En duros momentos. (O)

Roberto Montalván Morla, músico, Guayaquil

Publicidad