El alcalde de Guayaquil ha pronunciado su afán de servicio en el aspecto humano, y el hecho de ser un siervo de Jesucristo es la mejor garantía que tiene la ciudad. Me impulsa dirigirle esta carta por la detención de ciertas personas –que sean honradas– que conducen una moto y del pasajero que llevan.

Está prohibido que dos personas se movilicen en una moto o en una motocicleta, ya que los asaltantes utilizan dichos vehículos. Empero, otras personas que no son delincuentes también usan motos para llevar el pan diario a sus hogares, pues realizan servicios de entregas a domicilio de productos de distribuidoras de medicinas y, dicho sea de paso, no perciben sueldo porque no son empleados de empresas, sino que cobran dos dólares por cada entrega a domicilio. La disposición que dice que no pueden usar dos personas una moto no es de la actual Administración municipal; pienso que no disminuye la delincuencia y puede perjudicar a gente pobre que utiliza su vehículo como un medio de subsistencia y de transporte. Suficiente sería, aunque injusto, citarlos y dejarlos libres si tienen los documentos en regla. (O)

Carlos Garcés Montiel, Guayaquil