Al ver el accionar de la nueva Asamblea y del presidente junto con sus ministros deseo compartir que como ciudadana ecuatoriana estoy preocupada del presente y futuro de nuestro país, en especial por los pequeños ciudadanos de la nación, quienes tendrán que vivir las consecuencias del presente.
Los anteriores políticos que gobernaron en décadas pasadas hicieron de las suyas, quedando libres y multimillonarios, y por ello el pueblo ecuatoriano en su mayoría optó por el joven presidente que se presentó con una campaña política perfecta para mover masas y voluntades.
El actual presidente tiene un gran poder de negociación, hasta lograr que la Asamblea apruebe sus proyectos de ley.
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Solamente de esta forma se podrán reconstruir los pilares que en el pasado hicieron acogedor y hermoso a Ecuador.
Ya nos lo han aclarado y presentado los analistas y periodistas de gran trayectoria, nuestro nuevo presidente tiene tan desarrollada su destreza que en cortísimo tiempo logró que Rusia vuelva a aceptar nuestro banano y claveles. Por su accionar estoy segura de que no se necesita despilfarrar aproximadamente 60 millones de dólares en una consulta popular. Sumado a ello, queda claro que la megacárcel es un despilfarro de dinero porque claramente hemos visto que el problema de fondo no es netamente físicamente estructural, sino más bien acerca de los valores, principios y lealtad de los gobernadores.
Los grandes destructores y ladrones del bolsillo del pueblo y del buen vivir de los ciudadanos, quienes nos han llevado a lo que somos hoy como nación, están libres, se escapan por la puerta grande y luego cobran jugosas indemnizaciones al Estado.
En Ecuador necesitamos gente buena, gente noble con principios, gente que use su inteligencia de la forma más sana y buena posible para el bien del pueblo. Solamente de esta forma se podrán reconstruir los pilares que en el pasado hicieron acogedor y hermoso a Ecuador. (O)
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María Andrea del Cioppo Morstadt, Guayaquil
