Las autoridades han fracasado en su intento por combatir la delincuencia. La ciudadanía sufre en manos del crimen y Guayaquil está en un estado de descomposición social absoluta. Los peligros han aumentado, por ello mueren nuestros sueños de vivir libres e integrados en una verdadera comunidad.

La vida de los ciudadanos debe ser una prioridad, sin embargo nos están matando los delincuentes. Reuniones van, reuniones vienen de autoridades y cada vez son más comunes sus ruedas de prensa con argumentos vacíos. No coordinan nada, no les importa nada, únicamente seguir en el poder. Peor aún, en tiempo de campaña solo les importa vender su imagen. Ante autoridades inexistentes e ineficientes, al ciudadano común le toca defenderse, hacer el trabajo que el Estado no hace y de allí las consecuencias, lo amenaza y muere. El mensaje es de terror para todo el que quiera hacer el bien en su barrio, país. Quienes realmente nos gobiernan son los criminales (delincuentes). Guayaquil se ha vuelto una ciudad que provoca ansiedad y depresión, ya no existen zonas seguras. Es lamentable que una ciudad que trabaja duro, que trata de estar lo mejor posible con lo que tiene, termina manchada de sangre. Es urgente que las autoridades actúen para darle un mínimo de seguridad a la población. (O)

Juan Francisco Yépez Tamayo, abogado, Guayaquil