Para que el Estado pueda gobernar mediante democracia, es crucial que el pueblo confíe en su gestión. Por esto que se requiere ética dentro de todas las instituciones públicas de manera urgente, porque, lamentablemente, la percepción del funcionario público se la asocia inmediatamente con corrupción y enriquecimiento ilícito.

Se necesita recuperar los valores y principios de todas las instituciones públicas para cambiar esa penosa reputación. Mediante el ejemplo de los gobernantes se logrará la confianza con servidores públicos eficientes, honestos, responsables; siempre y cuando dejen los intereses propios y trabajen para el pueblo. Sin corrupción, los recursos alcanzarían y habría mejor calidad de vida. (O)

Sergio Ricardo Plaza Benavides, Guayaquil