Está por conmemorarse el XC aniversario del acontecimiento luctuoso conocido en nuestra historia como la guerra de los cuatro días, conato de guerra civil que ensangrentó las calles del Quito en 1932.

El detonante de dicho conflicto armado fue la descalificación de Neptalí Bonifaz Ascásubi, ganador de las elecciones en octubre de 1931, por parte del Congreso Nacional para que asumiera la Presidencia de la República aduciendo dudas en la legitimidad de su nacionalidad ecuatoriana. La descalificación de Bonifaz, el 10 de agosto de 1932, originó que los partidarios que habían auspiciado su candidatura, la derecha conservadora y la Compactación Obrera Nacional, reaccionaran apoyados por algunas unidades militares de la capital, alzándose en armas.

El lunes 29 de agosto de 1932 se rompieron fuegos desde el fortín de El Panecillo. Durante cuatro días combatieron en la zona urbana civiles y militares, pro y antibonifacistas, que al grito “viva la Constitución”, provocaron una matanza irracional. Aunque nunca se sabrá la cantidad exacta, se asegura que hubo más de 2.000 muertos hasta el 1 de septiembre, cuando con la mediación diplomática se detuvo dicha contienda. Luego, la debilidad del poder Ejecutivo, el caos político y los vacíos de legales de la época, se instalaron en el país durante el resto de la década con el advenimiento de múltiples gobiernos y la consecuente inestabilidad que coadyuvaron al desastre nacional de 1941. (O)

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Enrique F. Suárez Salazar, Quito