Algunas casas de salud en nuestro país a pesar de tener enormes estructuras solo son elefantes blancos sin medicina, servicio urgente..., mientras en otros lugares los fármacos son quemados en grandes cantidades por estar caducados.

Quienes van a dichos centros conocen la realidad, que la atención no es inmediata, las emergencias no son tal cosa sino unas consultas externas, es decir, disponen de corto tiempo para los pacientes priorizando al que se queja más o sangra más; y no es culpa de los médicos sino del poco personal, la política, y no alcanzan a cubrir las demandas grandes de emergencias, al igual que las que son por la enfermedad del COVID-19. Esto lo escribo no por una suposición, un rumor, lo hago desde mi experiencia con un hermano en un hospital público, ya que él sufrió una lesión en su pierna vertiendo mucha sangre por una herida y no fue atendido en una casa de salud pública; tuvimos que acudir a una clínica privada, cosa que algunos hacen puesto que la salud es antes que la economía; esto claro, si es que la persona tiene recurso. Por ende es fundamental contar con un seguro médico, tarjeta de crédito, puesto que si no se tiene esto, toca esperar en un centro médico público que no tiene cama, material quirúrgico, anestesiólogo, etc. (O)

Eileen Melissa López Alajo, estudiante politécnica, Guayaquil