Días atrás tuve la oportunidad de participar en la BTM (Buyers Trade Mission) Costa Rica 2024, la macrorrueda de negocios de ese país, en el segmento de la academia, invitado por Procomer (la oficina de promoción de ese país). Fue una importante oportunidad no solo para mi institución mostrarla en otros países, sino también conocer más de cerca el modelo costarricense, poco tratado como modelo de desarrollo y que incluso es anterior al modelo asiático que en muchas ocasiones se discute en las clases de negocios como exitoso.

Ética y moral

Costa Rica decidió mirar a la educación, agricultura, tecnología, entre otros pilares básicos para el crecimiento de una nación, tomando la decisión agresiva de eliminar su Ejército en 1948 y redireccionar esos recursos públicos a solventar las verdaderas necesidades de la población. Esa riesgosa apuesta lo ha catapultado casi 80 años después a ser una país vanguardista, capaz de atraer una importante inversión extranjera directa, ser sede de varias multinacionales que desarrollan sus negocios en América Latina, garantizar una importante estabilidad política, ser de los primeros en alcanzar los primeros objetivos del milenio planteados hace más de 20 años, tener múltiples acuerdos comerciales que le garantizan una diversificación de mercados y de oferta exportable, bajos niveles de pobreza, acceso a educación en todos sus niveles, entre otros beneficios económicos, políticos y sociales.

La libreta del afiliado al IESS-Biess

Presenciar en la inauguración de la BTM 2024 a diferentes actores políticos de ese país, desde el presidente Rodrigo Chaves, ministros, legisladores, representantes de varios gremios empresariales, y delegados de más 45 países que decidimos converger para aprovechar las potencialidades de ese país, que profundiza su inserción en un mundo cada vez más competitivo, al cual no lo ve con temor, sino como una oportunidad para brindar bienestar a sus ciudadanos, a sabiendas de que les brindará más y mejores alternativas a los diversos sectores de la economía, a través de la búsqueda de nuevos socios estratégicos que no solo aprovechan las diversas ventajas tributarias y comerciales, sino también de una mano de obra altamente cualificada. Pero más allá de estas bondades y de lo perfectamente organizado del evento, hay que fijarse en que se trata de una apuesta de país de cómo promoverse con el mundo, de asumir importantes retos a pesar de su tamaño geográfico y económico, de la alineación de las fuerzas políticas, económicos y sociales alrededor de un objetivo común como es mejorar las condiciones de vida de su población gracias a una apertura inteligente, esa es una visión de largo plazo que debe primar en cualquier nación y en su clase política, que deja de lado los caudillismos y pone por delante a su gente. Si bien hay muchos modelos económicos viables y creíbles, no dejemos de lado que en Latinoamérica también existen modelos válidos de emular. Esperemos que alguna vez exista la madurez política para entender lo que hace casi ocho décadas decidió llevar a cabo Costa Rica. (O)

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Jorge Calderón Salazar, analista económico, Guayaquil