Con algo de expectativa se espera cada año la convocatoria a concursos literarios de poesía a nivel nacional; sin embargo, aún hay algunas entidades importantes de la cultura a nivel local y nacional que repiten entre las bases el mismo límite de edad de los participantes, lo cual es comprensible y sin ánimo de desmerecer, en instituciones educativas que delimitan el concurso a la población que ellos educan con el fin de estimular el arte en la juventud.

La poesía está agonizando

Lo que no es comprensible, bajo ningún concepto, es que en una sociedad donde a diario se proclama que la edad no es un impedimento, sea precisamente ese el factor para que un grupo de escritores, quienes por alguna razón postergaron el quehacer literario a su etapa adulta, deban de esperar la oportunidad de participar en dichos concursos porque únicamente están dirigidos a personas de 18 a 35 años. Si fuera así dónde queda el mérito de Ida Vitale, por ejemplo, la poetisa uruguaya de 100 años. Es verdad que la producción intelectual está relacionada con la madurez del pensamiento, el contexto histórico-social y las tendencias literarias contemporáneas, aunque hay poetas y narradores que siendo jóvenes escriben con una perspectiva de adulto y viceversa. De ser así deberían de considerarse categorías como las hay en el deporte, con la diferencia de que el cambio físico sí representa con el paso del tiempo una limitante; en cambio, la producción intelectual adquiere un cariz que mejora con los años. Sugiero a los altos organismos encargados del desarrollo del arte y cultura revean el factor edad cada vez que convoquen a concursos literarios. (O)

Rosa Victoria García Ronquillo, docente de Lenguaje, Guayaquil

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