La educación financiera comienza en la casa, desde los 5 años de edad, en el ahorro, sin gastar en golosinas, pero termina con el gobierno de turno que gasta más de lo que se gana para agradar a todos los grupos sociales, para luego entrar en un callejón económico sin salida y terminar haciendo ajustes económicos desagradables que alborotan a la sociedad y su bolsillo. Luego vienen nuevas regalías o bonos y seguimos en el triángulo vicioso: despilfarro–popularidad y ajuste.

Si el Estado tuviera una cadena de carretillas de hot dogs a nivel nacional, y una segunda cadena paralela de carretillas de hamburguesas, ubicadas en los mismos lugares, lo más prudente sería quedarse con una sola cadena pero vendiendo de forma simultánea hot dogs y hamburguesas; reduciría gastos sin perder posicionamiento de mercado, atención al usuario y optimizaría recursos. Lo mismo deberá hacer el nuevo gobierno, fusionar el Ministerio de Defensa con el Ministerio del Interior y convertirlo en Ministerio de Defensa Interna y Externa. En el mismo sentido tenemos exceso de organismos y bancos estatales: BanEcuador, Banco del Estado, CFN, Banco Central, etc. Crear un solo Banco del Estado dividido por unidades de gestión: unidad de gestión agrícola, unidad de gestión empresarial, unidad de control tributario y de recaudación, unidad de gestión de prevención de lavado de dineros, unidad de gestión y control de instituciones financieras, unidad de seguro de depósitos. El tamaño del Estado deberá estar acorde a sus ingresos reales para no andar demacrado buscando cómo cubrir el déficit fiscal con más endeudamientos o emisiones de bonos. Deseo lo mejor para mi país y el próximo gobierno, pero la receta por más dolorosa que sea, dará luz mientras luchamos contra la pandemia financiera que mató personas y negocios. (O)

Gunnar Lundh Iturralde, licenciado en Periodismo, Guayaquil