Existen familias en las cuales el esposo no abraza a la esposa, no es fiel; la esposa no es cariñosa con su cónyuge; los hijos, en las redes sociales, ignoran a los padres; los hermanos son enemigos por poder, dinero; los abuelos, en asilo, solos en la vivienda, etc. ¡Qué realidad vivimos!

Familias diseminadas por otros ‘compromisos’, el alcohol, las drogas, herencias, enfermedades, rutina, egoísmo, etc. Cada persona sobrevive en su mundo. Da la impresión de que la institución familiar llena de problemas internos está ‘colaborando’ para que el mundo de hoy desaparezca. No dan amor, unión, entrega, servicio, respeto.... Dichas actitudes impiden el afecto. Asemejan a un barco naufragando, es una frialdad que proyecta degeneraciones inhumanas. (O)

Eduardo Jiménez Macías, Salinas, Santa Elena