La violencia ha sido una de las mayores marcas que han distinguido a la raza humana in saecula saeculorum. Ha sido la violencia la acción más deleznable, pero al mismo tiempo la más cercana al ser humano, en este mundo que proclama, paradójicamente, un afán hipócrita por la paz.

La violencia en el poder

Las organizaciones mundiales que “trabajan” por la paz y los derechos humanos parecen no entender lo que es el anhelo de las mayorías marginadas en este mundo. Hubo violencia en las cavernas de la era primitiva. Ha habido violencia contra la mujer desde tiempos inmemorables. La violencia se ensañó con los niños en todas las etapas de la historia.

La violencia ha sido una condición en la vida de la humanidad que ha ido en aumento y en una abominable multiplicación de sus manifestaciones. Violencia doméstica, violencia verbal, violencia de género, violencia política, violencia económica y tantas más que sería ocioso enumerar cada una de ellas.

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(...) Ecuador se debe dar ejemplo con la implementación de planes educativos que busquen rescatar los valores y el respeto a los derechos de los demás.

Sin embargo, y lejos de encasillarnos en el conformismo o en la justificación de tantas aberraciones, seguimos expresando nuestra admiración ante la ignominiosa conducta de los violentos que agreden las normas y estilos de vida pacífica de las sociedades en el mundo entero.

En la actualidad, estamos obligados a ser testigos de actos de violencia que reflejan un estado demencial de diferentes colectivos. Casi que nos conminan a pensar que el consumo de drogas, la apropiación indebida de la cosa pública, la extorsión son acciones propias y adecuadas de un mundo moderno que luce atiborrado de tecnología, pero carente de humanidad, es decir, moralidad, buenas costumbres y acciones apegadas al respeto del bien común.

Sueño infantil: ser capo

Es indudable que se cae sola y por su propio peso la necesidad de replantear el sistema educativo de las nuevas generaciones a nivel del orbe, porque, de lo contrario, tendremos o tendrán un mundo automatizado y digitalizado de aparente confort, pero con el acecho permanente de la violencia potencializada por la inteligencia artificial que terminará quitándole identidad al ser humano.

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Por lo menos y, para comenzar, en el Ecuador se debe dar ejemplo con la implementación de planes educativos que busquen rescatar los valores y el respeto a los derechos de los demás. (O)

Enrique Vicente Álvarez Jara, licenciado en Ciencias Políticas, Guayaquil